El cine de terror vive una etapa de regreso de ciertos clásicos de los 90 que está devolviendo iconos como Ghostface, con la esperada 'Scream 5' (2021) a las puertas o la reciente 'Candyman' (2021) de Nia DaCosta, que recupera a un tipo de personaje no tan común en los slasher de la primera hornada. El psycho killer sobrenatural, que ahora llega por partida doble a la gran pantalla con el temible Gabriel de la esperada 'Maligno' de James Wan.
El estreno de este neo giallo nos recuerda que dentro de las películas de terror, los homicidas con poderes, monstruosos o poseídos son ya otro tipo de mitos con sus propias reglas, probablemente desde que Freddy Krueger renovara el escenario que en los 80 dominaban Michael Myers y Jason Voorhes (antes de que este se convirtiera también en un muerto viviente). Repasamos 13 casos de estudio, incluyendo a la última creación del maestro James Wan.
Freddy Krueger, saga 'Pesadilla en Elm Street'
Freddy es un icono de los 80 con todo derecho. Un asesino de niños ajusticiado que vuelve para atormentar a los hijos de sus vengadores, pero no levantándose de la tumba, sino en forma de demonio del sueño, un hombre del saco aterrador, con jersey de rayas verdes y rojas, sombrero, cara quemada y un guante con cuchillas. Wes Craven acertó de lleno y la franquicia fue referente de la cultura pop de los 80.
Chucky, saga 'Muñeco diabólico'
Hay muchos muñecos malévolos en la historia del cine de terror, pero pocos con tan mala baba como Chucky, protagonista de hasta siete películas, y ahora de una próxima serie. Como asesino sobrenatural solo contaríamos al de la saga de Don Mancini, creador y guionista de la franquicia, ya que el remake tiene un Chucky de inteligencia artificial. El clásico es un trozo de plástico poseído por el criminal Charles Lee Ray, siempre con la voz del magnífico Brad Douriff. La serie tiene mejor pinta de lo que parece.
Pumkinhead, saga 'Pacto de sangre'
Una de esas sagas cuyas secuelas acababan en el videoclub y acaban siendo olvidadas con el tiempo. La original es una especie de cuento de hadas oscurísimo dirigido por el maestro de efectos especiales Stan Winston, que se dio el capricho de hacer una de monstruo sobrenatural con un fondo moral turbio y unas maneras brutales. Merece la pena rescatarla, aunque solo sea por el escalofriante ser de cabeza con forma de calabaza.
Horace Pinker, 'Shocker: 100.000 voltios de terror' (1989)
Puede que la creación de Wes Craven más infravalorada por haber estado siempre a la sombra de Krueger. Desde luego, la película no se encuentra entre lo mejor de su filmografía, pero es un divertido ejemplo de película de asesino que va cambiando de cuerpo, y también de electrocutado que jura venganza, que fueron casi un tropo posterior, con imitaciones con halo de prestigio como 'Fallen' (1998) tomando la misma idea sin pudor.
Daniel Robitaille, saga 'Candyman'
Objeto de un nuevo y merecido revival, la primera aparición de 'Candyman' fue una inteligente transformación del relato de Clive Barker que ha ido tomando propia vida y cambiando. La idea de un hombre afroamericano refinado linchado por su amor interracial apareciéndose en un gueto como una leyenda urbana es demasiado buena como para no crear franquicia, pero si además lleva un garfio, un abrigo elegante y abejas alrededor es material de clásico del cine.
The Trickster, 'Juego Mortal' (Brainscan, 1994)
Una de esas películas de terror de los 90 que jugaban con el zeitgeist adolescente de la época y trataba de reflejar la fascinación por el mundo de la realidad virtual, actualizando mitos como Freddy Krueger con personajes que mantenían parte de su humor macabro y una presencia mefistotélica. La trama no era diferente a 'Candyman', con asesinatos que se le adjudican a un protagonista que juega con fuego (y videojuegos). Una especie de repetición del esquema de 'Muerte a 33 rpm' con gamers en vez de jevis que se mantiene sorprendentemente bien con el tiempo.
El jinete sin cabeza, 'Sleepy Hollow' (1999)
La última (verdadera) gran película de Tim Burton se lanzó al terror sin fisuras por primera vez en su carrera, tomando como base el relato clásico de Washington Irving para crear todo un espectáculo gótico, entre el cine de la Hammer y la estética de lo macabro de Mario Bava, pero que en realidad escondía un slasher (o giallo) en toda regla, con un asesino fantasmal que corta tantas cabezas en la película que el body count de 'Scream' se quedaba corto.
La muerte, saga 'Destino Final'
Uno de los slashers sobrenaturales de más éxito de la historia tiene la particularidad de no tener asesino. Bueno, sí. El asesino es el destino, o más bien la propia muerte, que trata de recolectar las almas que han logrado esquivar la guadaña alterando el azar en el mundo real. Sin embargo, la saga nunca ha tenido la tentación de encarnar al segador con ninguna representación típica, sino que más bien se centra en crear las muertes accidentales de la forma más creativa posible, en realidad una imitación de la lógica de 'La profecía', pero con el sadismo cómico de 'Rasca y pica'.
El Djinn, saga 'Wishmaster'
Una de las pocas buenas cosas que nos dejó la onda de (la fantástica) 'Scream' es que a Wes Craven le dejaron producir un slasher sobrenatural absolutamente festivo en el que uno de los miembros de la KNB dirigía una buena colección de asesinatos bastante gráficos e inusuales para una época marcada por el tono adolescente del género. Aquí, se toma la idea del Djinn, un genio que te concede un deseo de la forma más malintencionada posible, para articular una saga de serie B con el espíritu de seguir la pauta de 'Pesadilla en Elm Street' en los 90.
El Creeper, saga 'Jeepers Creepers'
Es inevitable no hablar de Victor Salva al comentar su bestial respuesta al terror adolescente de los 90, ya que su condición de exconvicto por pederastia marca toda su obra. Pero eso no significa que 'Jeepers Creepers' no sea una fantástica monster movie con un asesino sobrenatural con características entre Freddy Krueger y Pennywise, del que no sabemos mucho y por eso da miedo. La segunda parte es mucho mejor de lo que se dijo, el resto es mejor olvidarlas.
Jimmy Bones, 'Bones' (2001)
El Horror noire no nació con Jordan Peele. Esta especie de remake hipervitaminado del clásico del blaxploitation 'J.D.'s Revenge' (1976) es un delicioso pastiche revival de venganza sobrenatural con trazas de 'El cuervo' en donde caben pesadillas de Freddy, expresionismo, casas encantadas, perros diabólicos que vomitan gusanos, Fulci, Argento, Cómics EC y groove hip-hop con Snoop Dogg como icono de terror del barrio que daría miedo hasta a Candyman. Una pequeña joya de serie B del gran talento que es Ernest R. Dickerson, maltratada sin motivo.
Mary Shaw, 'Silencio desde el mal' (Dead Silence, 2007)
Aunque el prestigio lo acumulan sus 'Expedientes Warren', la mejor película de James Wan es 'Silencio desde el mal' el puente entre su papel como trovador del torture porn y renovador del cine de terror sobrenatural, esto es, un relato estilizado, gótico, deliciosamente sobrecargado y lleno de libertad creativa. Esto es, con muñecos creepy, sus influencias de cine italiano al máximo, y un gran trabajo de atmósfera pero sin prescindir de grande muertes gore que la convierte en un slasher con una especie de Mari Carmen y sus muñecos fantasma en plan creepypasta.
Poseídos por la bruja Sara Fier, trilogia 'La calle del terror'
La fantástica trilogía de ‘La calle del terror’ de Netflix actualiza los libros de R.L. Stine a la era ‘Stranger Things’, empezando con una carta de amor al slasher juvenil de los 90 que le debe mucho a series literarias como la homónima, y propone una colección interminable de asesinos de muchas épocas que vienen a ser poseídos por la magia negra en distintas encarnaciones, desde primos de Ghostface a émulos de Jason Voorhees, niños enmascarados y chicas rebeldes.
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