La septuagésimo tercera edición de la Berlinale, como todos los años, ha traído a la capital alemana una inabarcable selección de cine de autor. Lejos de tener los suculentos nombres que pueblan las secciones oficiales de Cannes o Venecia, Berlín suele presentar propuestas estimulantes o impulsar a autores noveles; no obstante, también se han visto los nuevos trabajos de veteranos como Philippe Garrel, Hong Sang-soo o Nicolas Philibert. Entre las múltiples secciones que componen el festival, la competencia oficial ofreció un nivel digno.
Pese a que no hubo demasiadas películas que deslumbraran, prácticamente todas cuentan con aspectos, como mínimo, interesantes. De otras secciones como Panorama, Forum o Encounters también surgieron algunas joyas y sorpresas a reivindicar. El componente social por el que se caracteriza el festival berlinés ha estado más camuflado que otras veces, especialmente a través de romances y dramas familiares. Aunque, claramente, la presencia de temas de actualidad y calado sociopolítico siguen fundamentando una parte esencial en la identidad del certamen.
A continuación, presentamos ocho de las mejores y más destacadas películas de esta edición, que, con suerte, podrán verse en los próximos meses en el circuito de festivales y en salas de cine comerciales.
Past Lives (Celine Song)
El drama romántico de Celine Song, que ya cautivó en Sundance, sacudió la competición en Berlín. Esta prodigiosa ópera prima relata el romance platónico entre Nora y Hae Sung a lo largo de más de dos décadas. De pequeños, en Seúl, eran inseparables, pero la familia de Nora emigró a Toronto, por lo que perdieron el contacto. Muchos años más tarde, se encuentran por Facebook y retoman su relación.
Song muestra una madurez excepcional capturando las relaciones interpersonales y el inevitable y cruel paso del tiempo. Si en algo se diferencia 'Past Lives' de otros dramas románticos, es que el conflicto nunca lo crean sus personajes (quienes se esfuerzan por estar a la altura de su complicada situación y demostrarse el amor y respeto que hay entre ellos) sino que son las circunstancias las que lo provocan.
La película de Celine Song es mucho más que una historia de amor. Es ante todo un monumental tratado filosófico sobre el tiempo, los lazos que nos unen y también sobre aceptar que en la vida no siempre sucede lo que uno desearía. Aprender a estar a gusto con lo vivido y con lo no vivido.
Resulta admirable la complicadísima tarea que la directora coreano-canadiense emprende a la hora de equilibrar la delicadeza narrativa que propone y creando a su vez una exuberante experiencia cinematográfica. Dos interpretaciones extraordinarias elevan uno de los romances más inolvidables de los últimos tiempos. Sin duda alguna, la película del festival.
Arturo a los 30 (Martín Shanly)
La segunda película del argentino Martín Shanly, en la sección Forum, fue una absoluta revelación. Se centra en un personaje (interpretado por él mismo) en crisis. Su vida es monótona, no ha superado a su ex después de años, y sus amigas comienzan a casarse y a comportarse como adultas.
Lo mejor de 'Arturo a los 30' no es solo su punzante sentido del humor, que consigue ser realmente divertido cuando menos te lo esperas, sino también su capacidad para tratar temas severos desde una ligereza y una madurez notables. Su narración se compone de diferentes viñetas, alternando años, personajes y anécdotas para componer un matizado retrato de su entrañable protagonista. Es una película que esconde una enorme sabiduría casi sin ser consciente de ello. Un retrato generacional trazado con comprensión y cariño.
Samsara (Lois Patiño)
En la sección Encounters, Lois Patiño presentó su segundo largometraje, una reflexión sobre la reencarnación que sobrecoge por su voluntad temeraria de expandir la experiencia cinematográfica. La película comienza en Laos, siguiendo a unos monjes adolescentes y termina en Zanzíbar, donde unas mujeres trabajan recogiendo algas para hacer jabón y otros productos.
El viaje que propone el director invita al espectador a la meditación y a dejarse llevar. La radical conclusión a la que se llega es que a veces solo hay que cerrar los ojos para ver. Es una película que se vive con los cinco sentidos que, de manera prácticamente literal, te transporta a esos lugares y a esas formas de vida, primero a través de su narración preciosista, segundo a través de un recurso formal simplemente genial. Es imposible entender 'Samsara' fuera de una sala de cine.
The Shadowless Tower (Zhang Lu)
Hay películas cuya temática es tan extensa que es prácticamente imposible de resumir. El nuevo trabajo del director chino Zhang Lu que compite por el Oso de Oro, es una de ellas. Se centra en Gu Wentong, un crítico culinario que se entera de que su padre, con el que hace años que no tiene contacto tras un incidente que destrozó a su familia, vive en un pueblo costero a unos 300 kilómetros de Pekín y va periódicamente en bicicleta a verlo en secreto.
A su vez, entabla una relación con su nueva compañera de trabajo, una fotógrafa más joven que él. El guion de Zhang retrata la crisis de mediana edad de Gu, divorciado y con una hija a la que está criando su hermana y el marido de esta.
En 'The Shadowless Tower', las relaciones familiares están retratadas con una sensibilidad especial para comprender los entresijos de las emociones humanas. Sin querer ser nunca un torrente emocional, la película paulatinamente va cavando túneles hacia el corazón del espectador. Son los pequeños gestos, como el caminar al revés o el reflejo de las sombras en los espacios, los que toman protagonismo e intensifican un drama cargado de poder simbólico.
Los personajes de Zhang buscan desesperadamente una ilusión que les haga encauzar sus vidas, que se encuentran perdidas en una continua apatía. La única solución para ello es mirar en su interior, revolver en un pasado que les bloquea. El director compone un emocionante y ambiciosísimo tratado sobre perdonar y avanzar. Sobre la vida, en definitiva.
Tótem (Lila Avilés)
Lila Avilés compite en sección oficial con su segunda película, durísima y delicada. Pese a contar con una narrativa coral, la directora incide sobre todo en el punto de vista de Sol, una de niña de siete años que pasa el día en casa de su abuelo en los preparativos de una fiesta de cumpleaños para su padre.
Se trata de un drama de cámara filmado con gran pulso narrativo cuya solemnidad y gravedad nunca impiden secuencias llenas de sentido del humor. Avilés demuestra una gran sensibilidad tratando un tema profundamente triste sin caer en sentimentalismo ni en lugares comunes.
La brillantez de su propuesta reside en su muestra del sufrimiento a través de la cotidianidad. En 'Tótem' la decoración de una tarta de cumpleaños, las preguntas inocentes de una niña o el ritual de una médium para ahuyentar a los malos espíritus cobran una potente fuerza dramática, revelando el doloroso significado que subyace tras cada gesto.
Passages (Ira Sachs)
Tomas (Franz Rogowski) y Martin (Ben Whishaw) llevan juntos más de quince años. Cuando en la fiesta fin de rodaje de su película, el primero se acuesta con Agathe (Adèle Exarchopoulos), se lo cuenta a su marido. Se crea así un triángulo amoroso que reúne todas las obsesiones de Ira Sachs, en la que probablemente sea su mejor película.
Rodada en París, el director americano, aquí más cercano al cine europeo que al de su país natal, encuentra en sus personajes la forma perfecta para diseccionar los celos y los conflictos que surgen en la vida en pareja. Es una película que retrata el lado más feo de las relaciones humanas y, sin embargo, consigue que su narrativa sea más absorbente e interesante que nunca.
'Passages' también destaca por sus potentes ideas visuales, destacando especialmente una escena de sexo entre sus dos hombres protagonistas, donde Sachs, con un solo plano, sabe transmitir la pasión, el rencor y las rencillas entre ambos con una puesta en escena simple y naturalista.
Matria (Álvaro Gago)
El debut del español Álvaro Gago se presentó en la sección Panorama. En la tradición de Ken Loach y los hermanos Dardenne, 'Matria' es una potente muestra de cine social en la que destaca la interpretación de su omnipresente protagonista, María Álvarez. El director infunde una agobiante atmósfera en un pequeño pueblo gallego que atrapa a su personaje y al espectador con una decisiva fuerza dramática.
Sin ser una película que busque la sutileza, siempre es elegante a la hora de exponer los múltiples problemas a los que debe enfrentarse su heroína sin caer en los mecanismos más frecuentes de este tipo de cine. Álvarez imprime una energía arrolladora en Ramona, un personaje muy bien escrito, al que dota de personalidad y matices. Ella es el alma de 'Matria', una ópera prima convincente que vislumbra un futuro prometedor para su realizador.
Music (Angela Schanelec)
La directora alemana Angela Schanelec adapta el mito de Edipo en su nueva obra, pero lo hace de la forma menos evidente posible. 'Music', al igual que sus trabajos anteriores, es críptica y elíptica, y requiere un esfuerzo activo por parte del espectador para comprender lo que está presenciando.
También es, sin duda, la película de alguien que tiene un control absoluto de su arte y que maneja sus complicados engranajes narrativos con una lógica interna que, aunque no siempre se transmita, se percibe y se admira. No es una obra sencilla, incluso su opacidad narrativa puede llegar a ser frustrante, pero especialmente en su primera mitad, deslumbra con un poderío visual innegable.
Schanelec propone un ejercicio tan complejo como interesante a base de elipsis, silencios y canciones que revelan los sentimientos soterrados de unos personajes herméticos. Tan intrigante como inaccesible, 'Music' es una experiencia exigente que merece la pena celebrar.
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