Si hay algo que me parezca asombroso en la legislación sobre asuntos que tienen que ver con la tele, es eso del horario infantil: un código fomentado por la UE, fundamentado en la protección de los derechos de la infancia que recoge nuestra Constitución y aceptado por las televisiones… al que luego muchas veces no le hacen ni caso. De 6h a 22h es el horario legal de protección de los menores, y ya me diréis cómo está el patio, y de 17h a 20h, una de las franjas en las que debería existir una protección reforzada, podemos encontrar a diario todo tipo de espacios que contravienen el acuerdo.
Ahora el grupo europarlamentario ecosocialista ha presentado una queja en Bruselas porque son varias las cadenas que en España emiten corridas de toros y programas de actualidad taurina en horario infantil, algo que, dicen, representa un quebrantamiento del Código de autorregulación firmado por las teles ya que “es evidente que los espectáculos taurinos son una actividad con violencia real y explícita hacia un animal”. Y ya tenemos el debate sobre la mesa.
No me gustaría que la cosa derivara hacia si los toros son cultura ancestral o crimen organizado, que no va de eso el blog, pero sí que me planteo si la queja de los eurodiputados no es extrapolable a muchos de los espacios que pueblan la parrilla, desde algunas imágenes que se muestran en los informativos, pasando por las trifulcas familiares que vemos en los programas de testimonios hasta los exabruptos de algunos programas pretendidamente coñones de la actualidad rosa.
Porque, si os soy sincero, yo querría un horario de protección para el telespectador, aplicable desde las 00:00 hasta las 23:59, independientemente de cuál fuera la edad de la persona que se plantara ante la pantalla. Quizá de esta forma lograríamos borrar del espectro radioléctrico según qué espacios que hieren la sensibilidad y llaman a la vergüenza ajena. ¿O acaso no nos lo merecemos?
Claro que, por otra parte, yo me crié viendo noticias y todo tipo de programas... y todavía no he entrado en un McDonald’s con una recortada aunque motivación no es que me falte en ocasiones. ¿Será que la tele no causó tanta mella en mi educación como mis padres y la escuela?