En el Reino Unido, el personaje del señor Darcy está unido indeleblemente a un actor y a una imagen en concreto: la de Colin Firth saliendo del lago al final de la miniserie ‘Orgullo y prejuicio’. Fue el personaje que lo hizo famoso y que, en parte, lo encasilló al principio en películas de época, en papeles de hombres que reprimían sus emociones. Firth ha recorrido un largo camino hasta llegar a ser uno de los favoritos al próximo Oscar al mejor actor por su trabajo en ‘El discurso del rey‘, y en gran parte ese camino empezó en esta adaptación de seis capítulos del clásico de Jane Austen.
No era la primera vez que el libro, considerado uno de los mejores de la literatura inglesa, daba el salto a la pantalla, porque ya en 1938 se produjo una película para televisión y, en 1940, hubo una adaptación para el cine con Greer Garson y Laurence Olivier. En los 60 hubo incluso una versión hecha por TVE y, hasta 1995, la televisión británica había visto otras cuatro adaptaciones en formato miniserie. Sin embargo, es esta de los 90 la que más se recuerda y la que está considerada como la mejor traslación del libro a la pantalla hecha nunca, escrita por un guionista muy experto en lidiar con estos grandes clásicos, como Andrew Davies.
La sinopsis
“Es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita esposa”. Con ese comienzo, uno de los más famosos de la literatura en inglés, se inicia también la miniserie de ‘Orgullo y prejuicio’, que gira en torno al matrimonio Bennett y sus cinco hijas, que si quieren disponer de dinero y de un futuro sin apreturas, han de casarse con algún joven soltero que, por supuesto, sea rico, ya que su padre no posee una fortuna. A la zona rural donde viven llega el señor Darcy, el rico amigo de un vecino de los Bennett, un tipo reservado y orgulloso que enseguida entabla una relación llena de malentendidos y, al principio, animadversión con Lizzie, la segunda hija de la familia protagonista, ingeniosa y con ideas propias.
El legado
Andrew Davies y la productora, Sue Birtwistle, querían que los personajes se vieran como personas reales de carne y hueso, y no como meras caricaturas o estereotipos, y que transmitieran carisma y encanto. Así buscaron también una pareja protagonista que tuviera enseguida una gran química, aunque Lizzie y Darcy prácticamente se pasan separados casi toda la miniserie. Los dos papeles fueron a parar a dos actores no demasiado conocidos entonces, Jennifer Ehle y Colin Firth, cuya sombra es muy alargada para cualquiera que vuelva a adaptar ‘Orgullo y prejuicio’ para la televisión o el cine. Ehle ganó un BAFTA a la mejor actriz por su interpretación de Elizabeth y Firth, como hemos dicho, fue catapultado al estrellato (su retrato de Darcy inspiró a Helen Fielding buena parte de ‘El diario de Bridget Jones’). Curiosamente, los dos vuelven a coincidir muy brevemente en ‘El discurso del rey’.
El gran éxito de la miniserie, con unas audiencias de entre 10 y 11 millones de espectadores, y su buen recibimiento crítico la convirtió prácticamente en el estándar posterior para muchas adaptaciones literarias, y contribuyó al boom de popularidad que las obras de Jane Austen vivieron a mediados de los 90, con las películas también de ‘Sentido y sensibilidad’, con Kate Winslet y Emma Thompson, y ‘Emma’, protagonizada por Gwyneth Paltrow. Animó a las cadenas de televisión en el Reino Unido a no abandonar estas adaptaciones televisivas y a abrir un poco más el campo de escritores, entrando también Charles Dickens, George Eliot o Elizabeth Gaskell.
Ficha Técnica: Orgullo y prejuicio
La sinopsis
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Título Original: Pride and prejudice
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Género: Drama romántico
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Cadena: BBC (1995)
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Emitida en España: Autonómicas, Cosmopolitan TV
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Disponibilidad DVD: Serie completa
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