Hace unos minutos que ha terminado la entrevista de Andreu Buenafuente al presidente del Gobierno Jose Luis Rodríguez Zapatero y, la verdad, es que tengo posiciones enfrentadas en cuanto a cómo ha sido la entrevista.
Digo posiciones enfrentadas porque, por un lado, la entrevista me ha gustado. Me ha gustado ver una entrevista de tú a tú del presidente del Gobierno, me han gustado las preguntas que le ha hecho Andreu y también las respuestas de ZP. Pero por otra parte, creo que la entrevista estaba fuera de lugar. Me explico, toda la semana se ha estado hablando de cómo Buenafuente iba a entrevistar a Zapatero, y uno, no sé por qué, pensaba que iba a ser una entrevista muy amena, con preguntas curiosas y cómicas y con alguna situación sorpresa que haría ver a ZP de otra forma. Por supuesto, no ha sido así. La entrevista ha sido muy aburrida si la encajamos dentro del marco del programa Buenafuente, en parte quizás por culpa del entrevistador, que no supo sacarle mucho al entrevistado y también por culpa del entrevistado, que por mucho que se quiera, no se le puede pedir peras al olmo ni que Zapatero sea gracioso, porque no lo es, y mucho menos si comienza a responder con discursos pre-campaña electoral.
Si la entrevista hubiera sido dentro de otro marco, pongamos por ejemplo, algún programa tipo Espejo Público o Las mañanas de Cuatro seguro que estaría alabando la calidad de la entrevista, pero creo que la entrevista estuvo fuera de lugar en un programa de tintes cómicos como es Buenafuente.
Si al final, el futuro titular ficticio que sacó Buenafuente de El Periódico tenía razón, habría sido mejor entrevistar a Montilla.
En ¡Vaya Tele! | Tu a Quintero y yo a Buenafuente