Vaya por delante que no he visto la versión original de este programa, sólo los vídeos que emiten los programas de zapping, así que no sé si la adaptación española de El muro infernal ha mejorado el formato pero, en cualquier caso, el programa de ayer me pareció aburrido y falto de ritmo. Esperaba algo más dinámico, la verdad, aunque, eso sí, me reí con algún que otro tortazo.
Hubo varias cosas que no entendí. La primera, qué hacía un cámara vestido de tiburón cutre por allí. La segunda, el suelo deslizante que convirtió el plató en una peligrosa pista de patinaje. La tercera, la figura de los socorristas (bonitas figuras, sin duda, pero con una labor que no va más allá de lucir el palmito al más puro estilo Lazarov). La labor del presentador (Julian Iantzi), que estuvo todo el rato haciéndose el gracioso, está apoyada por la voz en off del Castigador (Javier Navares), que explica las pruebas y que suelta pullas a diestro y siniestro. Al final la combinación de los dos resultaba un poco cargante porque, desde mi punto de vista, hablaban demasiado.
Lo mejor del programa de ayer fue el equipo de taiwaneses, realmente entusiasmados con el asunto. A los del otro equipo les daba mucha vergüenza lo mal que estaban jugando y se les notaba. En el guión se han preocupado por hacer mil y una referencias frikis a la televisión y al pasado, cosa que me parece un acierto porque estos discursos suelen tener su tirón aunque en este caso parece todo muy forzado. Lo peor, sin duda, es que han cambiado la estética de videojuego por otra más sobria en la que aparecen de vez en cuando unos esquemas con Crash Test Dummies. Yo insisto: la estética de videojuego ochentero cutre y pixelado es crucial, si no el programa tiende a parecer algo más serio de lo que es en realidad, un concurso veraniego sin demasiado interés.
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