Para los más puristas, este tipo de hibridación entre la indagación histórica y la recreación dramática debe marcar algo parecido a la decadencia del género. Sin embargo, con menos prejuicios es imposible no sentirse atraído por unas interpretaciones impecables, la brillante combinación entre material de archivo y fragmentos ficticios y un logrado estilo visual caracterizado por una nerviosa cámara en mano. La carrera espacial no obvia que esta competición, aunque permitió un notable progreso científico, se fundamentó sobre todo en buscar el triunfo propagandístico, no importa las vidas humanas que pudiera costar. En este punto, los dos bandos quedan igualmente mal parados. Sin embargo, también respondió al esfuerzo épico de dos científicos excepcionales, Sergei Korolev, que sobrevivió a la experiencia del Gulag para colocar Yuri Gagarin en espacio, y Wernher von Braun, cuyo pasado nazi no le impidió dirigir la carrera espacial de Estados Unidos hasta culminar en la histórica misión del Apolo 11. Quizás lo más memorable de La carrera espacial es que muestra la confrontación de sendos modelos políticos antagónicos a través de la visión compartida de estos dos hombres.
Más información | Space Race en The National Geographic