Siempre podemos contar con el cine de autor para ir supliendo las carencias o los cada vez mayores descuidos del cine de mayor alcance. Ante una creciente deficiencia de cine explorando los romances, las relaciones humanas o la relación con el sexo, tenemos pequeños halos de esperanza a través de películas como ‘París, Distrito 13’.
En un barrio de Francia
Una película que ha pasado discretamente como trabajo menos sobresaliente del siempre interesante Jacques Audiard, uno de los mejores directores de Francia y habitual causante de sensaciones en el Festival de Cannes (como ha hecho este año con ‘Emilia Pérez’). Un fascinante triángulo amoroso con Lucie Zhang, Makita Samba y Noémie Merlant que se va a poder ver hoy en televisión a través de La 2 a partir de las 22 horas.
En el barrio parisino de Les Olympiades se encuentran tres jóvenes adultos intentando encontrar su lugar en la vida. Émilie, una trabajadora de un centro de llamadas, tiene problemas para pagar el alquiler y debe compartir piso con Camille, un profesor en medio del proceso de realizar su doctorado. En la misma universidad donde enseña conoce a Nora, una mujer de más de 30 años intentando terminar la carrera de derecho mientras trabaja en la inmobiliaria de su tío. En medio de todas estas dificultades personales, los tres explorarán tribulaciones sexuales difuminando relaciones de amistad y de amantes.
Audiard retoma algo más íntimo tras sus experiencias variadas con el drama social y el western. Con un guión co-escrito junto a Céline Sciamma, retoma un cine de autor centrado en explorar la humanidad aunque sin querer llegar a conclusiones maximalistas. Pura exploración de personajes que trata sin juzgar a pesar de que al espectador le resultaría de lo más fácil.
A pesar de ese blanco y negro, esos comportamientos tan franceses y esa mirada que desprende bastante elegancia, no estamos ante una película de grandes pretensiones o mensajes. Quizás por ello se la pueda tachar por algunos de menor, o de estiloso ejercicio de vacuidad, pero Audiard encuentra siempre los espacios para hacer de la intimidad algo cautivador.
Su manera de tratar la sensualidad es exquisita, y luego deslumbra con su manera de meterse en las diferentes perspectivas de sus personajes sin que eso nos lleve a un relato de tres relatos dispares o que choquen entre ellos. Consigue lanzar retazos de mundanidad que respiran una gran vitalidad, haciendo de ‘Paris, Distrito 13’ una soberbia experiencia que merece mucho la pena observar.
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