Y termina antes de lo previsto, pero al menos termina de forma digna y se le da un final. Si supiésemos lo que le ha costado a La 1 El rey de la comedia seguramente nos llevaríamos las manos a la cabeza porque el ejemplo de gestión que ha ofrecido la cadena respecto a este programa reúne todo aquello que no debe hacerse si se pretende rentabilizar la inversión realizada.
Los casting y las galas estuvieron mal programados desde el principio, con horarios infames y con escasa promoción. Después de un casting multitudinario que duró todo el verano y cuyo objetivo era seleccionar a un concursante por provincia, la cadena cambió el formato porque las galas se quedaban muy largas y despidió a un buen número de participantes antes incluso de que salieran en antena. A última hora y para acelerar la finalización, han estado expulsando a los concursantes a toda pastilla.
Nunca sabremos qué habría pasado si este programa, en lugar de caer en Televisión Española, hubiera sido comprado por otra cadena. Tampoco se podrá establecer si una promoción en condiciones habría cambiado algo. Lo cierto es que La 1 ha conseguido, una vez más, cargarse un formato que seguramente habría sido un éxito en otra cadena y que le debe de haber costado un buen dinero, dinero que sale de las arcas públicas, claro.
Vía | Los mundos de Prol