Esta nueva edición del programa debate confirma que se trata de un formato sin vocación de continuidad, que sólo podrá tener éxito si se emite de forma excepcional y en todo caso será un éxito completamente vinculado al invitado de turno. Ayer hicieron falta tres políticos para mantener el interés del programa; probablemente no queden ya muchos más que puedan hacerlo. Además, Tengo una pregunta para usted deja de tener sentido a medida que se aproximan las elecciones generales y los políticos invaden la televisión, por lo que perderá gran parte de su esencia si siguen celebrándose programas a partir de ahora.
El programa de ayer, por cierto, contó con un publico menos encorsetado que en la última ocasión, probablemente aleccionado para que tirara menos de preguntas escritas. Por lo demás, volvió a dar momentos buenos y polémicos, aunque menos que en anteriores ediciones.
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