¿Os acordáis de cuando hace unos meses TVE anunció que activaba una política en pro de la racionalización de los horarios en prime time? Básicamente lo que harían era adelantar el horario de inicio de las series y programas para así terminar el prime time antes de medianoche. Tras las primeras semanas de prueba todo quedó en aguas de borrajas. No sólo eso sino que en el caso de los realities como 'MasterChef' parecen haber optado por la opción de "cuanto más dure mejor".
Este pasado martes 9 de junio, con la emisión del décimo programa de la tercera edición de 'Masterchef', se ha dado el caso deplorable de que los seguidores del programa hayan tenido que esperar (los más pacientes) hasta la 1:15 de la madrugada para ver la expulsión y cierre del talent culinario. Cabe destacar que anoche competía contra 'Supervivientes' y quizás por eso se comenzó un poco más tarde.
Pero el caso es que, a poco que hagamos cuentas eso significa que el último programa de 'Masterchef' ha durado algo más de dos horas y media. Un absoluto despropósito para un programa que no es en directo y que, por tanto, la edición es clave. Un problema que lleva arrastrando casi todos los realities en España y que es aún más flagrante viniendo de una televisión pública que no debería primar la competición con las otras cadenas frente a la calidad de sus programas.
'Masterchef', un tedio mal montado
En un reality grabado (los 'Supervivientes' y 'GH' son otro cantar) una pieza fundamental es su edición y montaje. Hay que quitar mucha paja e ir al grano, sobre todo porque hay que mantener atento al espectador. Más aún en un programa de cocina en el que el espectador no puede juzgar el resultado y se tiene que fiar de los jueces al decir que eso está bueno o malo.
Aquí el equipo de Shine debería estar atento a 'Pekín Express' cuyas entregas no llegan a las dos horas. Si bien, aún así me parece una duración excesiva, creo que está bastante mejor montado (aunque le quitaría fácilmente los cinco minutos de introducción y alguna que otra tontería más que tienen). MasterChef por su parte se ha quedado estancada en los mismos errores con los que comenzó hace tres años, y el no cuenta con los ingredientes de, por ejemplo, 'La Voz' (el ser un talent musical es una ventaja) hace que la duración juegue en su contra.
Si el único problema fuera la duración, sería hasta asumible. Pero el caso es que el metraje alargado a más no poder acarrea la muerte por agotamiento del episodio. Lo que hace que 'Masterchef' se convierta en lo más tedioso que te puedes encontrar en la televisión española.
No voy a pedir que los realities españoles duren lo que los estadounidenses, con sus entregas de tres cuartos de hora (en el caso de la versión yanqui de 'Masterchef'); pero sí que creo que la industria televisiva debería mirarse un poco y ver que, si el caso es rellenar parrilla de prime time, por qué no seguir el mismo criterio que con las series. Aunque el debate sobre la duración parece una batalla perdida hay que reconocer que el estándar de 70 minutos funciona bastante bien para la ficción española ¿Por qué no va a hacerlo con los formatos de no ficción como los realities?
Esa hora y cuarto (sí, la mitad de lo que duró el episodio de anoche) puede ser la duración idónea de la televisión en España. La solución al gran problema que tenemos respecto a la pasada de frenada continua que es el género del reality en nuestro país.
En ¡Vaya Tele! | El león come gamba y otros momentazos 'Masterchef'
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