De 1984 a 1988, TVE acogió un programa infantil como no ha habido otro, uno que hoy sería imposible de reproducir y que ha marcado a numerosos niños de aquella generación. La bola de cristal, dirigido y creado por Lolo Rico, dio la oportunidad, durante las mañanas de los sábados, de hacer una televisión infantil distinta, que no tuvo un gran presupuesto, pero sí mucha imaginación y que dejó un puñado de personajes y lemas que permanecen en la memoria colectiva de los que entonces eran niños.
La bola de cristal fue una rara avis: ¿qué otro programa televisivo se hubiese atrevido, entonces y hoy, a adoptar como frase motivadora esa “tienes quince segundos para imaginar; si no se te ha ocurrido nada, a lo mejor deberías ver menos la tele”? Era casi la revolución encubierta (y televisada, diga lo que diga Scott Herron): dos horas hechas por gente a la que no le habían puesto límites y que, además, tampoco quería tenerlos. Una propuesta rompedora, absolutamente moderna y capaz de atraer la atención de niños y mayores por igual: La bola de cristal llegó a ser objeto de discusión parlamentaria en varias ocasiones, gracias sin duda a los peculiares Electroduendes, unos títeres que ejercían una crítica acidísima de la sociedad.
Ya quisieran hoy muchos programas de humor político tener la falta de complejos y la deslenguada cháchara de aquéllos. “Si no quieres ser como ellos, lee” fue una frase muy repetida cuando salían imágenes de gente famosa. y Ronald Reagan, presidente de EEUU en aquellos momentos, se convirtió en blanco favorito de muchas de las críticas de los Electroduendes. Y todo esto sin dejar de ser nunca un programa infantil.
Porque quizás el gran mérito de La bola de cristal fue tratar a los niños como seres inteligentes, algo que pocos programas infantiles han sabido hacer. Generalmente, a los más pequeños se les trata como tontos. O, mejor dicho, como meros consumidores. Mucho nos quejamos los adultos de lo imposible que es ver la tele en prime-time, por culpa de los muchos anuncios y de programas de calidad dudosa, pero los que sean padres y se hayan sentado a las ocho de la mañana con sus hijos saben la realidad de la programación infantil: hoy en día, los dibujos son una excusa para poner anuncios de juguetes.
“Sólo no puedes, con amigos sí”. Otra frase mítica. Y Lolo Rico tuvo muchos amigos para hacer posible esta bola de cristal. La mayoría de ellos ligados al lado más imaginativo de la Movida madrileña, si es que alguna vez existió. Por el plató del Prado del Rey pasaron Alaska, Pedro Reyes, Loquillo, Gurruchaga, Pablo Carbonell, Kiko Veneno, Anabel Alonso… Ellos eran responsables de secciones tan atípicas como el Librovisor: donde se hacían entrevistas a personajes de cuento y políticos inventados o ese peculiar repaso por la mitología del que se encargaron Pedro Reyes y Pablo Carbonell.
También de las canciones, que como habéis podido ir viendo en los vídeos que acompañan este post, forman ya parte de la memoria colectiva, como el personaje más emblemático del programa: La bruja avería, defensora a ultranza del libre mercado y creadora de otra frase que ha quedado para la historia: “Viva el mal, viva el capital”. Pero qué mala, qué mala era (como ella misma se encargaba de repetirnos programa tras programa.
¿Capital? ¿Libre mercado? Para el que no lo vivió, es imposible de creer que existiese un programa infantil manejando esos conceptos. Hoy en día sería inviable que cupiesen los electroduendes, que en aquel momento llegaron a ser incluso abiertamente anti-OTAN. Todo ello en una cadena pública controlada por un Gobierno que no quería precisamente polémicas con la cuestión. ¿De dónde salió todo aquello? ¿Cómo fue posible? ¿Por qué no se ha repetido? Escribe Carlos Fernández Lliria, guionista del programa:
En realidad, se trataba de una rara alianza que sólo tuvo lugar en los límites de este programa, porque, probablemente, era una alianza imposible. Por una parte, unos guionistas que se habrían calificado a sí mismos gustosamente de marxistas leninista y, por otro lado, el ambiente semiyuppie y chupi-guay de la Movida, responsable de la música del programa y de su imagen más característica. Hubo algunos intentos de introducir a La Polla Records, pero, probablemente, TVE no daba para tanto (...).
Puede que, por lo que escribo, parezca que La bola de cristal era más un programa político que uno infantil. ¡Pero no! Fue la cosa más divertida que a muchos nos pasó los sábados por la mañana, un espejismo televisivo donde se podía ver al Hada Truca y a la Hada Vídeo sufriendo las iras del capitalismo y, justo después, a Los Monsters o a La Pandilla. Una espectáculo divertidísimo que aún hoy sigue estando de plena actualidad, incluso con temas adelantados a su tiempo como la lucha contra el copyright, que también tuvo espacio en el Librovisor.
La Caja de Ahogos y Tensiones, desenseñar a desaprender, a la felicidad por la electrónica... La bola de cristal es tan mítica que a veces parece que nos la imaginamos, que nunca existió. Pero lo hizo. Y los que fuimos niños entonces somos enormemente afortunados por haber podido disfrutar de un programa infantil así.
¡Por Orticón,Saticón y Viricón! ¡Humanoides gilivatios!
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