Este año, TVE se está poniendo las pilas con sus regresos de series y estrenos de programas. Parece que desde la tele pública se han dado cuenta de que no pueden estar permanentemente escondidos y deben plantar cara a las privadas con productos de calidad. Desde hace unas semanas, esto se ha hecho efectivo con el estreno de la segunda temporada de 'Isabel', la serie histórica que TVE produce con Diagonal TV (y Movistar).
La reina, además, está protagonizando uno de los duelos más reñidos del inicio de curso. Se enfrenta a la poderosa 'La cúpula' de Antena 3, que termina pronto temporada y que podría verse sustituida por una previsiblemente no menos poderosa 'El tiempo entre costuras'. Además, Telecinco trata de desgastarla poniendo frente a ella 'La voz', que ayer ganó la noche y comenzó a tomar distancia frente a sus competidoras. Aún así, 'Isabel' también creció, con un 18,9 % y más de tres millones y medio de espectadores. ¿Su ventaja? Cuenta con un público fiel y estable, que seguirán a su reina a través de las vicisitudes de la parrilla.
Había mucho interés en volver a ver a 'Isabel'. Primero, por la curiosidad que en sí misma despierta la historia y, segundo, por ver cómo aguantaba el tipo al perder a su equipo de guion (que ahora mismo están involucrados en el proyecto, también de TVE, 'Víctor Ros'). Después de los primeros capítulos, podemos decir que el listón sigue muy alto y que el equipo formado Maite Carranza o Gisela Pou ha sabido tomar el pulso a una serie que no es nada sencilla de guionizar.
La evolución del personaje
A medida que la acción se va desarrollando, las entradas de nuevos personajes, la evolución de las amistades y antipatías, los giros en las decisiones políticas, van poniendo más difícil a quienes escriben la tarea de explicar con claridad a los espectadores todo lo que sucedió en ese momento histórico. Porque, de nuevo, para mí, es lo más complejo de esta serie. Saber seleccionar los momentos y darles estructura de guion (causa-efecto, trama vertical, giros con sorpresa) porque lo que es material donde echar mano... 'Isabel' sólo demuestra que la historia de nuestro país es un increíble almacén lleno de diamantes enterrados que ojalá vayan viendo la luz poco a poco, porque hay muchos y muchos capítulos en los que deleitarnos.
Algo muy interesante de esta segunda temporada es la evolución del personaje de Isabel. Ya no puede ser más esa niña inocente y pura que veíamos en la primera temporada, que quiere ser reina por el bien de Castilla y que tiene en su fe a su más firme aliado. Y, efectivamente, estamos viendo a una reina que se va convirtiendo en ese personaje histórico fiero e implacable del que hemos oído hablar.
La transición es difícil, ¿podemos perder fans por el camino?, ¿espera el espectador una idealización del personaje que nos lo presente siempre como alguien positivo? Pues yo creo que no, que si queremos ficción adulta y de calidad tenemos que exigir que la protagonista tenga esas luces y sombras que ya le están enfocando y saber dirigirlas para que todos distingamos un protagonista fuerte y no un modelo vacío que no remite a nada. En el capítulo de ayer, sin ir más lejos, la decisión final respecto a los judíos de Burgos nos enfrenta a la verdadera política de Isabel la Católica.
Tenemos el dinero que tenemos
Por último, hacer mención a la tremendísima dificultad que una producción de este tipo tiene a la hora de realizar sus capítulos con un menguado presupuesto. Ya sé que todos lo sabemos, pero creo que, en realidad, no somos conscientes al 100%: la recreación histórica, las necesarias batallas, la corte... todo debe encajarse con verosimilitud, prestancia y mucha inteligencia. La producción sabe realizar sobrias puestas en escena muy aupadas en la iluminación, en la composición pictórica y, desde luego, en los magníficos diálogos. La presencia de un buen cásting, con actores que estén a la altura de sus personajes, es también fundamental.
Un buen trabajo de guion se vuelve en estos casos todavía más importante. La política de despachos, con esas escenas en las que los intereses de los nobles se enfrentan a los de los reyes; en los que el poder de la iglesia retumba a cada paso, en que corruptelas políticas pueden cambiar el destino de un país... Y, como siempre, 'Isabel' sabe construir escenas de altura. A destacar, del capítulo de ayer, para mí, la magnífica manera en que se resolvió la consumación del matrimonio entre el rey de Portugal y la niña Juana. Una trama muy difícil por las polémicas connotaciones que tiene. Pues bien, la escena resultó trágica, emotiva, intensa y, a la vez, elegante. Y no era nada sencillo.
Por cierto, ¿no hay ganas ya de ver a esos reyes musulmanes en su corte de Granada: esa Alicia Borrachero, ese Roberto Enríquez, esa Alhambra que invita a soñar y dejarse llevar? Ganas, no, ¡ganísimas!
En ¡Vaya Tele! | 'Isabel' se aferra a su trono en el estreno de la segunda temporada
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