Tras convencer más o menos con 'Casino Royale' y decepcionar con 'Quantum of Solace', el Bond de Daniel Craig terminó de enamorarnos con 'Skyfall'
Pocas cosas son más espinosas para un gran estudio que la necesidad de sustituir al intérprete protagonista de una franquicia lo suficientemente longeva como para necesitar un relevo generacional. Estas maniobras suelen irritar especialmente al fandom, que no palidece al señalar presuntos defectos y aspectos que no concuerdan con el personaje a interpretar, poniéndose catastrofista augurando debacles creativas y económicas de todos los tipos.
Por supuesto, la veterana saga de James Bond no evitó esta dinámica cuando tuvo que encontrar un nuevo agente doble cero que heredase el estatus de Pierce Brosnan tras su, digamos, peculiar etapa. La incorporación de Daniel Craig fue tan polémica como interesante, y tras la desconfianza inicial, cerró no pocas bocas después de la magnífica 'Casino Royale', capitaneada por un Martin Campbell en estado de gracia.
El bajón de calidad que experimentó el arco de Craig con una 'Quantum of Solace' demasiado centrada en la acción hizo que se reactivasen no pocas alarmas, pero en 2012, la llegada de Sam Mendes al asiento de director cambió para siempre el universo 007 con la que, probablemente, sea una de las mejores películas de la licencia en sus más de 60 años de historia: la extraordinaria en múltiples aspectos 'Skyfall'.
Hoy en TV: Roger Deakins
Con el vigésimo tercer largometraje de James Bond, las adaptaciones cinematográficas de la obra literaria de Ian Fleming se adentraron en territorio desconocido y se vieron sometidas a la que sería su primera remodelación a conciencia. Y es que, casi como una respuesta a su predecesora inmediata, la cinta, sin olvidar en ningún momento los pasajes de acción de rigor, optó por apartar lo físico a un lado para centrarse en lo psicológico.
Además de ser la más sombría —con permiso de su secuela directa 'Spectre', aún más mohína—, la freudiana 'Skyfall' trasciende al thriller de espías para ofrecer poco menos que una sesión de psicoanálisis de dos horas y media en la que exploramos los rincones más remotos —y, lo que es más importante, desconocidos— del agente secreto. El pasado de Bond, sus emociones y sus miedos son mucho más importantes que las armas, los gadgets, la socarronería y las piruetas con triple tirabuzón.
Pero esto no quiere decir que la primera 007 de Mendes no capture toda la esencia de la franquicia. Dentro de su sobriedad queda hueco para los despuntes cómicos, los villanos marca de la casa —el Silva de Javier Bardem es impresionante— y una espectacularidad canalizada por la magnífica labor del director de fotografía Roger Deakins, que alcanza su cénit durante el memorable pasaje nocturno cargado de acción en el que el fuego se alza como la gran estrella de la función.
En lo que a mí respecta, no dudo en ubicar 'Skyfall' como el cénit de la saga, junto a la mencionada 'Casino Royale', 'Goldeneye' y joyas sesenteras como 'Desde Rusia con amor' y 'Al servicio secreto de su majestad', protagonizada por el olvidado George Lazenby. Si quieres comprobar por qué rivaliza con estas joyas o te apetece volver a disfrutarla, puedes hacerlo esta noche en La1 de TVE, donde la emiten a las 22:50h.
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