'Harry el sucio': Clint Eastwood lo borda dando vida por primera vez a su personaje más mítico en este magnífico thriller de Don Siegel

Clint Eastwood es toda una leyenda de Hollywood, algo a lo que ayudó lo suyo 'Harry el sucio', cuarta de las cinco películas que rodó a las órdenes de Don Siegel. De hecho, la presencia de Eastwood para dar vida al protagonista fue fundamental para que Leone se ocupase de la puesta en escena de uno de los thrillers más aclamados de todos los tiempos.

Considerada por muchos como uno de los títulos fundamentales del cine de justicieros urbanos colindando con lo fascista, una idea que el propio Eastwood se encargó de matizar de forma más clara en la segunda entrega, cuando 'Harry el sucio' es en realidad la historia de un antihéroe solitario que vive para su trabajo. Un legendario personaje cuya presentación en la gran pantalla recupera La 1 esta noche a partir de las 22:15.

Un "héroe" diferente

A poco que uno se fije en la puesta en escena de Siegel queda claro lo que apuntaba antes, ya que a partir de la misma se remarca tanto la soledad con la que actúa como el hecho de ser alguien diferente, cuya mera presencia de lejos ya impone respeto. El cuidado montaje de Carl Pingitore ayuda a reforzarlo, pero también a ir elevando progresivamente la tensión en un film marcado por la violencia pero que nunca comete el error de regodearse en ella.

Desde el hábil uso de la cámara por parte de Siegel hasta el muy solvente guion, todo va orientado en una misma dirección, sabiendo captar muy bien ciertas preocupaciones de la época, desde el desencanto del pueblo americano hacia la Guerra de Vietnam o el estado inseguro de sus calles -buen detalle que todo arranque con un homenaje a los policías caídos en las calles de San Francisco durante los últimos años-, sin olvidarnos de que el gran villano de la función está lejanamente inspirado en los crímenes del asesino del zodiaco.

Ese personaje no deja de ser la sublimación de la violencia que campaba a sus anchas en muchas ciudades de Estados Unidos en aquella época, algo que Siegel retrata con precisión, contundencia y sobriedad. El punto culminante de todo esto lo encontramos en el inevitable enfrentamiento final de nuestro peculiar héroe con el temible asesino tras una aparición casi mítica de Callahan, pero es hasta más interesante un encuentro previo entre ambos personajes dentro de un estadio que Siegel resuelve con una gran audacia.

La guinda del pastel es su reparto, muy marcada por la presencia de un carismático y arrollador Eastwood, un actor que encajaba como un guante en un personaje como el de Harry Callahan, pero no por ello hay que quitar mérito a una excelente interpretación que sabe muy bien cómo reflejar esa violencia inherente al personaje sin convertirlo en un justiciero sin escrúpulos. Él tiene su propio código, algo que también ayuda a que 'Harry el sucio' en ningún momento sea una oda al cuerpo de policía.

Además, es cierto que la Magnum 44 es la mejor compañera de Callahan en la película, pero no quita para que Eastwood esté muy bien acompañado de un reparto compacto que ofrece lo que la película, sobresaliendo con luz propio Andy Robinson como el asesino que siembra el terror en San Francisco. Desde lo físico hasta lo psicológico, pocos villanos tan bien construidos encontraremos en un thriller de Hollywood.

'Harry, el sucio' fue un gran éxito de taquilla, consiguiendo solamente en Estados Unidos unos ingresos de 36 millones de dólares cuando su coste fue de apenas 4 millones. Lógico que en Warner se dieran prisa en ponerse manos a la obra con 'Harry el fuerte', primera de las cuatro secuelas que finalmente tendría la saga.