'El pueblo más divertido', las buenas intenciones

'El pueblo más divertido' es el ambiguo resultado del difícil camino que trata de seguir TVE. La cadena pública quiere recuperar su espíritu integrador y simpático, blanco, para toda la audiencia, de entidad pública sin peros. Pero, a la vez, necesita ser moderna, vanguardista, fresca, original y, por supuesto, entretenida; para no quedarse atrás, para que no le acusen de rancia, y para, de verdad, ser un modelo y un referente.

Ayer mismo, nuestra tele pública estrenó 'El pueblo más divertido'. ¿Una especie de 'Grand Prix'?. Sí, una especie de 'Grand Prix', 'Me resbala', 'Juegos sin fronteras', etc. El plató, las pruebas, los invitados... podemos decir que son un claro ejemplo de que TVE lo intenta, quiere impactar y conquistar, pero el reto es muy complejo y, de momento, la audiencia no acompaña, pues se presentó con un escueto 8% que no pudo hacer frente al gran éxito de la noche del lunes 'Chiringuito de Pepe'.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Un debut un tanto embrollado

El programa que vimos ayer fue una gala de presentación en la que se mostraban las maneras pero no el fondo. Quiero decir, se presentaron los 22 pueblos participantes, los 22 padrinos de cada pueblo (se trata de cómicos y actores que representarán a cada localidad), algunas de las pruebas... pero no comenzó la competición, con lo que el interés se pudo ir perdiendo en vista de que no se tomarían decisiones definitivas.

Las buenas intenciones de TVE incluían que las explicaciones fueran muchas, que los padrinos salieran y se luciesen con humor, que se presentaran pruebas, que viéramos vídeos sobre los pueblos y lo que son capaces de hacer, que el público en plató lo diera todo, que hubiera chistes y más chistes... y, al final, había ciertos momentos un tanto embarullados en los que el objetivo era mostrar "cómo nos divertimos" pero se olvidaban ciertas premisas básicas del audiovisual y su estructura.

Por último, cómo no hacer referencia a los presentadores. El número de padrinos y gente que da tanta risa que pueden acabar o pisándose o sobreactuando o desvaneciéndose, no eclipsó a Mariló Montero. La presentadora de TVE parte con un complicado hándicap y es que no tiene el favor de una parte muy ruidosa del público. Para ser sinceros, Mariló no se queda en medias tintas, su presencia siempre destaca y, si da la casualidad de que te cae mal, no puedes evitar tener su tono de voz y sus intervenciones martilleándote el cerebro constantemente, aunque en escena haya otra cosa. La presencia de Millán Salcedo, un gran humorista cuya desaparición de la pequeña pantalla durante tantos años no se puede entender, supuso un punto muy positivo.

En ¡Vaya Tele! | TVE prepara un 'Grand Prix' del costumbrismo con 'El pueblo más divertido de España'

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