Anoche pudimos ver un capítulo doble de 'Carlos, Rey Emperador'. Siempre que las televisiones, tan metódicas en sus estrategias de programación, hacen este tipo de movimientos, podemos buscar las razones que se esconden detrás. La serie de TVE tenía previsto un parón en su emisión, por la llegada de las fechas navideñas, parón que ha adelantado una semana.
Las bajas audiencias de la serie parecen estar detrás de este paso. Para un canal, resulta agónico ver cómo una de sus series estrellas va perdiendo espectadores semana tras semana. Todos imaginábamos que 'Carlos, Rey Emperador' no sería líder de audiencia pero, al menos, esperábamos que el número de espectadores estuviera más estabilizado de lo que se encuentra.
Y es que la semana pasada, la producción bajó de las fundamentales dos cifras para anotar un 9,7% del share, dato que precipitó la decisión de TVE de adelantar su pausa. Aunque ayer subió en espectadores, con un 11,5%, es evidente que los resultados no son los que una producción de este coste necesita para la cadena que apuesta por ella. ¿Cuáles pueden ser las causas de estas cifras?
Trama compleja... y apasionante
Primero de todo, decir que, personalmente, me encanta esta serie. Me parece que está contada con seriedad y compromiso, que se esfuerza por dar orden a unos acontecimientos que no siempre son fáciles de ligar; que trata de conseguir secuencias redondas con un alto componente dramático y que la calidad de guiones, producción, cásting... es evidente.
Pero 'Carlos, Rey Emperador' fue, desde el principio, un complejo reto que no lo tenía todo a favor. El personaje de Carlos, a diferencia del de Isabel la Católica, (si comparamos con la serie predecesora) no es tan popular. La inmensa mayoría de los espectadores no conoce muchas de sus cuitas, por lo que, despertar su atención es más complicado. Además, para entender el recorrido de Carlos es necesario echar un vistazo (más que un vistazo, de hecho) a la política internacional de aquellos tiempos y poder casar tantos ingredientes ha sido, en ocasiones, demasiado difícil.
Y, a la vez, es un ejercicio estupendo. Aprender sobre Carlos supone conocer al rey francés, ese Francisco al que ya todos adoramos como un antagonista lleno de perturbador encanto. Ha supuesto entender quien es Lutero, qué pasa con los pactos con Inglaterra después del divorcio de Enrique VIII, qué papel jugaba el Papa desde el Vaticano y cómo se movían fichas en los tableros de los reinos con las bodas entre herederos y sus familias.
Los personajes de la historia
El protagonismo se ha vuelto muy coral en esta serie y la gran amalgama de personajes, a pesar de exigir un esfuerzo de concentración mayor por parte del espectador, se ha desarrollado como un intenso, colorido e interesante abanico de figuras de la época que, en un primer momento, puede haber sido complicado de ubicar en nuestra mente, pero que han ayudado a que la ficción sea más completa.
Las cortes europeas han sido además, representadas por un puñado de buenísimos actores que ayudan a que la figura coja más peso y su carisma nos llegue con toda su fuerza. La corte francesa, especialmente, con Alfonso Bassave y una maravillosa Susi Sánchez, nos ha hecho volvernos muy fans de las intrigas de este conquistador y amante de las letras.
Y todos los personajes de la corte de Carlos han tenido su peso en la serie, demostrando que la sociedad y el poder eran asuntos cada vez más complejos que requerían un necesario consenso. Podríamos destacar a muchísimos de los actores de los que estamos disfrutando en la serie, como Víctor Clavijo y su Franciso de Borja, Juanjo Puigcorbé y Mercurino Gattinara. Realmente, es complicado nombrar a unos cuantos y dejar a otros sin mencionar. El trabajo de muchos de ellos es sobresaliente: José Luis García Pérez, Mónica López, Ramón Barea... han sabido dar vida a sus personajes de una forma admirable.
La decisión de TVE
Ayer terminó la "primera parte" de 'Carlos, Rey Emperador', con un suceso fundamental en la vida del personaje que interpreta Álvaro Cervantes: la muerte de su esposa, Isabel de Portugal. Parece que para que una serie pueda triunfar debe echar mano de historias amorosas. Aquí la historia ha jugado a favor, pues la relación entre los monarcas fue realmente afectuosa; y en contra, porque la temprana muerte de la reina y emperatriz nos deja sin un mayor recorrido.
¿Qué pasará con la segunda entrega de la producción? Y, sobre todo, ¿qué pasará con las posibles nuevas series históricas que TVE quiera llevar a cabo? 'Isabel' fue una gran producción, con buenas audiencias y una excelente puesta en escena. 'Carlos, Rey Emperador', como decimos, está teniendo problemas para conectar con los espectadores. Ojalá la consecuencia no sea que nuestro canal público se eche atrás en esa apuesta por la ficción histórica de la que algunos nos sentimos orgullosos y que podría tener un posible sucesor (esperemos que sí) en la figura de Felipe II.
En ¡Vayan Tele! | 'Carlos, Rey Emperador', el legado de 'Isabel' está en buenas manos
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