No debe ser fácil ser Ben Affleck. De actor colega en la cuadrilla de Kevin Smith, donde se lo pasaba bien siendo el bueno, el malo o el tonto, a colocar dos premios Óscar sobre su chimenea mientras es objeto de obsesión paparazzi. El último de esos premios, por cierto, se lo llevó a la mejor película por esta excelente 'Argo', de momento su gran película como realizador. Si no la has visto no deberías dejar pasar la ocasión: esta noche la tienes en TVE 1.
Basado en una historia real
El 4 de noviembre de 1979, en el apogeo de la revolución iraní, un grupo de asaltantes invadió la embajada estadounidense en Teherán, tomando como rehenes a 52 estadounidenses. En medio del caos, seis estadounidenses lograron escapar y refugiarse en la casa del embajador canadiense. Sabiendo que tarde o temprano serían descubiertos y posiblemente asesinados, un especialista en exfiltración de la CIA llamado Tony Méndez ideó un arriesgado plan para sacarlos del país. Un plan tan increíble que solo podría existir en el cine. Casi una película en sí mismo.
La misión era una película, así que lo más lógico era que Hollywood intentase hacer algo a la altura de esa historia. Affleck venía de dos trabajos bastante impresionantes. 'Adiós pequeña, adiós', su debut, adaptaba una novela de Dennis Lehane y daba como resultado un drama de suspense adulto y desgarrador donde el nuevo director ya mostraba sus habilidades como narrador.
Con su siguiente película, 'The Town (Ciudad de ladrones)', también demostró pulso y garra en un thriller de robos imposibles que también se basaba en otra novela, en este caso de Chuck Hogan. Y a la tercera llegó su gran obra de prestigio. Otro thriller de espionaje y palomitas donde una película de ciencia ficción se utiliza como coartada en una operación militar. Eso pasó y fue tan demencial que había que estar a la altura. Fluida, atractiva y accesible, la película no sacrifica la inteligencia y la riqueza de su punto de partida a pesar de presentar un espectacular thriller para dejar los suelos de las salas llenos de palomitas y uñas.
'Argo' es una película de espías realmente equilibrada. Espectacular, realista y divertida en su justa medida, excelentemente interpretada, con la dosis justa de patriotismo y sentimentalismo para satisfacer sin llegar escandalizar: en definitiva, una máquina perfecta diseñada para ganar premios, para recibir un Óscar de manos de Barack Obama. Qué tiempos, ¿verdad?
Todo en 'Argo' rezuma cine. Las imágenes de archivo se mezclan con guiones técnicos y storyboards. El mensaje no podría ser más claro: Historia y cine son uno y no hay una verdad objetiva, solo historias que esperan complacer y ser complacidas. Y para contar esta historia hicieron falta 45 millones de dólares. Además de ser un éxito de la crítica también funcionó en taquilla, donde sumó más de 230 millones.
Hablando de complacer a todo el mundo, Ben Affleck, que es fan Led Zeppelin desde siempre, estaba desesperado por usar "When the Levee Breaks" (de "Led Zeppelin IV"), y persiguió sin descanso a la banda para obtener el permiso, aunque le pidieron que hiciera un cambio muy específico: en la escena se colocaba la aguja al principio del álbum, lo cual no se adaptaba a la realidad, puesto que "When the Levee Breaks" es la última canción de la cara b del álbum. Affleck accedió a hacer el cambio y regresó al set ya a la sala de montaje para hacer feliz a la banda.
Hace diez años, 'Argo' me pareció una película excelente. Hoy me parece una película monumental. Los tiempos han cambiado y tal vez hayamos aprendido a valorar las cosas de una manera algo más justa. No todos pueden jugar a ser el Robert Zemeckis de oro. Ni siquiera Zemeckis. Redescubramos una forma de hacer cine que actualmente hemos perdido y que habla de otros tiempos que, afortunadamente, tampoco volverán. Gracias por no fumar en el avión.
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