'Mad Men': he visto un nuevo mundo (Análisis 3º Temporada)

'Mad Men': he visto un nuevo mundo (Análisis 3º Temporada)
Facebook Twitter Flipboard E-mail

‘Mad Men’ ha llegado recientemente al final de una tercera temporada en la que se ha permitido el lujo de jugar a expandir las fronteras de la serie. Durante muchos episodios, hemos visto cómo cambiaba el foco de atención de las tramas, cómo éstas se aceleraban más de lo que en el ritmo de la serie es habitual y cómo incluso había episodios en los que parecía ser algo completamente diferente. Pero, al final, todo ha servido para volver a un nuevo punto de partida, con un futuro muy prometedor y un capítulo final de temporada magistral.

Gran parte de estos cambios los hemos visto personificados en Don Draper. El protagonista de ‘Mad Men’ quedó, a final de la segunda temporada, con muchas fisuras: había llegado a ser un personaje bastante diferente del de la primera campaña, incluso permitiéndose el lujo de una escapada al universo ocioso de F. Scott Fitzgerald. Y de allí volvió para, durante muchos episodios de este años, ser el personaje menos relevante de ‘Mad Men’.

De repente, Matthew Weiner convirtió a su creación en una serie femenina. Ellas eran las que importaban, sus conflictos los que dominaban la trama y sus personajes los que más lucían. Peggy, Betty, Joan, incluso la mujer de Roger Sterling… Todas ellas han sido fundamentales en los episodios de toda esta tanda de episodios.

Entre todas ellas, destaca Betty, dibujada por fin desde algo más que la sutilidad y la frustración psicológica. Matthew Weiner le ha dado a uno de sus mejores personajes la posibilidad de robar las escenas. La ha convertido en madre por tercera vez, en cita italiana de Don Draper, en adúltera y, finalmente, en divorciada.

Souvenir Mad Men

El juego de humo y espejos sobre el que se construía la relación entre Don y Betty se ha roto finalmente. Como momentos cumbre, dos:

1) El fabuloso el juego sexual que se trajeron ambos en Roma, muy revelador también de que en su matrimonio sólo pueden ser otros, ya que nunca han sido ellos mismos.
2) El final del episodio de Halloween, con el vecino preguntándoles a ambos “¿Y quién se supone que sois vosotros?”. Si sus hijos se habían disfrazado de gitana y vagabundo, Betty y Don no necesitaban ponerse más mascaras de las que han llevado en todo su matrimonio.

Junto al final de esta relación y la constatación de que a Don le gustaría ser padre de verdad y no sólo el tipo que aparece en casa tarde (cuando su mujer manda a los niños a la cama), ha habido otra trama secundaria que ha explotado en el episodio final: la venta de Sterling Cooper y las maniobras para recuperar el control de la agencia.

Mad Men

El final del último episodio abre un nuevo futuro para los principales protagonistas de ‘Mad Men’. Si hasta ahora podíamos ver la serie, entre otras cosas, como una fábula sobre los negocios exitosos frente a las vidas personales destrozadas, a partir de ahora será algo diferente. ¿Qué? Con Weiner nunca se sabe: ¿la lucha por evitar el fracaso del sueño americano? Con el cadáver de Kennedy invitado al banquete final, queda claro que Weiner no quiere esquivar la línea argumental de “esta época que habíamos vivido y que nos parecía segura se nos acaba, es hora de empezar algo nuevo”.

Por el camino quedan algunos cabos sueltos (¿qué pasa con Duck? ¿Nunca más tendremos a Salvatore en la serie?) y unas cuantas secuencias mágicas. Queda también un personaje como Conrad Hilton, el único junto a Rachel Menken que ha sido capaz de doblegar a Don Draper y manejarlo a su antojo. Por tener, hasta hemos disfrutado de momentos cómicos, como ese capítulo 6 plagado de humor negro y mala baba, en el que el prometedor reemplazo de Pryce sufre auténtica y literal mala pata.

Con su final, ‘Mad Men’ puede librarse de sus ataduras y reconvertirse en lo que quiera. El pasado ha quedado cerrado casi por completo: las heridas de Don, los errores del resto. Los que fueron amigos vuelven a unirse (Roger y Don), los que iban a huir del barco ayudan a fletar uno nuevo (Pete, Peggy) y quienes no tenían más remedio que huir de sí mismos, lo han hecho (Pryce, Betty). Eliminemos los temores a que a ‘Mad Men’ le flaqueen las piernas: va a por la cuarta temporada con todo un mundo nuevo por contar.

En ¡Vaya Tele! | Diez razones para no perderse ‘Mad Men’

Comentarios cerrados
Inicio