En Georgia todavía no se han repuesto del susto. A los responsables del informativo de la cadena progubernamental Imedi no se les ocurrió otra idea que jugar durante la tarde del sábado a hacer de Orson Wells y emitir una falsa noticia según la cual Rusia estaba invadiendo el país, avisando de que todo era ficción justo antes de comenzar. Como en 'La guerra de los mundos', pero en pleno siglo XXI. Y se lió parda. Por haber, hasta hubo infartos de miocardio entre la audiencia.
Para convencer a la población de lo que presuntamente estaba ocurriendo en la calle, los responsables del informativo usaron imágenes de archivo del último enfrentamiento armado entre ambos países. Y la gente se tragó el anzuelo. Vaya que si se lo tragaron. Como que cuando los espectadores se enteraron del engaño se querían comer a los responsables de la tele georgiana.
Dicen que todo fue por cuestiones políticas. Pero dejando eso de lado, que ya se aclararán los georgianos en los cómos y los porqués de todo este sarao, lo que a mí me llama poderosamente la atención es la credibilidad absoluta que le concedieron los espectadores al informativo de la cadena y el hecho de que nadie hiciera zapping para contrastar mínimamente lo que estaban contando en Imedi. Fe ciega y absoluta en el mensaje emitido a través de la pequeña pantalla.
Es como si aquí una tele dijera que hay tanques por las calles y nadie se molestara en cambiar de emisora, o escuchar la radio o buscar algo al respecto en cualquier red social. No sé cómo lo veréis vosotros, pero si ahora mismo estallara la noticia en Cuatro (por decir al azar el nombre de una cadena) de que hemos entrado en un conflicto bélico de proporciones bíblicas, lo primero que hago es cambiar de canal, a ver qué se cuentan en TVE, en laSexta, en Telecinco, Antena 3 o alguna de las autonómicas, por citar a las más comunes, generalistas e implantadas. Digo yo que en alguna de ellas se plantearían cortar la emisión para informar de los acontecimientos. Al menos, eso es lo que se había hecho toda la vida cuando sucedía algo excepcional.
Y paralelamente y por si acaso, me faltaría tiempo para coger el ordenador y entrar en varias páginas web a la vez para contrastar la información vista en la tele. Es lo que tienen los tiempos que nos ha tocado vivir. ¿O no? ¿Estamos tan enganchados a los informativos de las televisiones como lo están en Georgia? ¿Confiamos en lo que nos cuentan? ¿Complementamos sus noticias con lo que hay en la red o por lo general todavía no tenemos ese hábito?