El asesino en la tele

El asesino en la tele
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En un país acostumbrado a lidiar, de tanto en cuanto, con episodios de violencia similares, la matanza en la universidad de Virginia de esta semana ha generado la sensación de haber sido un paso más. Quizás sea el número de muertos, o la percepción de ensañamiento, lo que haya sacudido las conciencias en un país acostumbrado a digerir sin más este tipo de acontecimientos.

La grabacion de unos vídeos por parte del asesino, su envío a una cadena de televisión en medio de la matanza y su emisión por parte de la cadena NBC le ha añadido un punto adicional de morbo televisivo, y está generando una gran polvareda. Los familiares se encuentran dolidos y afectados, y desde la cadena se asegura que se tuvo un intenso debate para decidir si emitían las imágenes o no, y que no han mostrado todo el material que tenían por considerar que "lo más apropiado es que no sea publicado".

Personalmente, ver la imagen de este perturbado apuntando con una pistola a la cámara me resulta impactante, pero no creo que sea noticia. Sin embargo, la he visto numerosas veces a lo largo de las últimas horas: en noticias y en programas de todo tipo. Y si eso ha sido aquí, en Estados Unidos no me quiero ni imaginar. No sé qué aporta poner estas imágenes en rotación contínua. Bueno, sí lo sé: morbo, audiencia. Quizás también una cierta tranquilidad para los ciudadanos, que ven que todos estos actos son "obra de un loco" y así tranquilizan sus conciencias respecto a que pueda pasar cualquier otro día, o respecto a si la venta de armas es un problema social o no. Y, sobre todo, aportan una banalización de la violencia: en el fondo ya consideramos normal que un tipo compre una pistola, se grabe apuntando a la cámara o a su cabeza, mate decenas de personas... total, lo hemos visto en televisión.

Quizás la televisión debería empezar a asumir su impacto en la sociedad y a tomar un papel más activo en su cuidado, dándose cuenta de que lo que emiten tiene un gran poder sobre el público. Y ya se sabe, un gran poder implica una gran responsabilidad.

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