'Damages' tuvo en su primera temporada muchas virtudes: la principal, sin duda, fue su narrativa fragmentada, que añadía sal a su no tan original thriller de abogados. Aquella forma de contar la historia, tramposa como la que más con el espectador, era muy del tipo "o lo tomas o lo dejas" (si no te gusta que te engañen, éste no es tu juego). Pero también dependía en exceso de la capacidad de sorpresa.
Por decirlo gráficamente: ¿Cómo os sentirías si fueséis ayudante de un mago y tuvierais que ver día tras día el truco con el que asombra a medio mundo? ¿Os gustaría siempre tanto como al público o llegaría un momento en que os aburriese? Pues algo parecido es con lo que tenía que lidiar 'Damages' en su segunda temporada: ya sabíamos que nada en ella ni en lo que nos cuenta es lo que parece. ¿Mantendría la chispa?
Mi opinión, después de ver los 13 nuevos episodios de Patty Hewes y compañía, es que no. Ojo, no digo que 'Damages' se haya convertido en una mala serie: al contrario, sigue teniendo pulso narrativo e intriga, además de haber ganado en unos personajes mucho menos planos. El problema es que la historia ya no conquista tanto: estamos tan avisados de que las vueltas de tuerca van a ser continuas que el juego por intentar verlas venir puede arruinar la experiencia como espectadores.
En no pocos momentos, cuando los capítulos flaquean, me he encontrado fuera de la trama sólo por el hecho de que siempre la estoy poniendo en tela de juicio. Es como si las propias características de la serie te obligasen a no entrar en ella, a no "suspender la incredulidad". Es (y así lo comentábamos hace un tiempo en los comentarios de Diamantes en serie) como si en vez de atender al truco del mago, nos fijasemos en el humo y en los espejos con los que lo crea.
El problema de 'Damages' no ha sido tanto esta segunda temporada, sino las que puedan venir: ¿hasta dónde va a poder exprimirse la serie? De momento, más allá de los cada vez más forzados efectismos de guión, hay algo que no falla: su reparto es magistral, y ni siquiera se ha notado la ausencia de Zeljko Ivanek. Hay tal cantidad de talento en los actores que podrían sostener (y de hecho lo hacen) muchos trucos fallidos.
Sin embargo, creo que lo justo sería que la serie concluyese con una buena tercera temporada, en la que concluya la transformación de Ellen Parsons en una nueva Patty Hewes. Y si se puede pedir algo, por favor, que esta vez no tengamos que ver tantas veces la misma secuencia. Que uno ha acabado del disparo de Ellen hasta el gorro.
En ¡Vaya Tele! | Un primer vistazo a la segunda temporada de ‘Daños y perjuicios’