Todos recordamos a Paul Potts y la primera edición de Britain's Got Talent, así como las lágrimas de Amanda Holden al escuchar el aria con el que se presentó y luego se hizo famoso y artista. Como no iba a ser menos en esta segunda edición del concurso, con los mismos miembros del jurado que tan buen juego dieron en la anterior edición, con Simon Cowel a la cabeza, a las primeras de cambio, nuevo sorpresón y artista en ciernes. Hablamos de Andrew Johnston, un chaval de 13 años que canta en el coro de su colegio, y se arranca a cantar para dejar en shock al jurado el 'Piu Jesus', no soy muy entendido, pero la forma y lo que canta requiere de unos cuantos años de práctica y dedicación. Vamos que a la mente se le vienen a uno los niños cantores de Viena.
La misma sensación con Andrew Johnston que con Paul Potts (misma timidez). Idéntica emoción e igual sentimiento, en un chico que lucha por cumplir un sueño, cantar, frente a lo que piensen sus amigos. Lo curioso, no obstante, es pensar en la gente que va a estos programas de talento en el Reino Unido, y lo que nos hemos ido encontrando en los de España. Mientras allí dos actuaciones nos ponen la piel de gallina, aquí nos tenemos que contentar con el 'Jonathan' de turno, que tiene su gracia, pero que no hay por donde cogerlo. Vale es diferente, ¿y dónde está el talento?
Otra vez nos dan el ejemplo. En estos concursos, tal y como están planteados, es el talento el que debe venir al programa, y no al revés. Imagino que esto será así en Inglaterra. Desde luego han vuelto a dar en el clavo o les ha tocado la lotería. Disfrutar el vídeo.
Vía | Pixel y Dixel En ¡Vaya Tele! | Factor X y el espejo donde debe mirarse