Ya nadie duda de que 'Bones' es una de las apuestas más seguras de la parrilla de Fox. Se ha emitido prácticamente en todos los horarios posibles, acompañando a 'American Idol', 'House', sitcoms y realities varios. Nunca ha mantenido los mismos día y hora de emisión a lo largo de toda la temporada y, sin embargo, su audiencia se ha mantenido fiel y la ha seguido por toda la parrilla. No es de extrañar que Fox decidiera programarla los jueves para intentar levantar una noche que no les iba bien, y la jugada les ha salido a la perfección.
Así que, después de unas negociaciones más largas de lo esperado entre la cadena y el estudio (que también es Fox) sobre la famosa license fee y otras cuestiones de costes, 'Bones' ha sido renovada por dos temporadas más, y, probablemente, se mantendrá los jueves por la noche el próximo otoño, intentando capitalizar toda la atención que ha empezado a recibir en una cuarta temporada en la que la relación entre Brennan y Booth se ha ido haciendo si cabe más estrecha, a la vez que la comedia y las relaciones entre los personajes le han ido ganando terreno a la resolución de los casos, con unos cadáveres más asquerosos con cada capítulo que pasa.
Gran parte de la expectación ante esta cuarta temporada se debía a las declaraciones hechas por Hart Hanson durante la Comic-Con de San Diego del año pasado, en las que anunciaba que por fin veríamos a Booth y Brennan desnudos en la cama. El momento no llegó hasta el final de temporada, un episodio que, como parece ser la tendencia este año, llegó precedido de las alucinaciones que Booth sufría a causa de un tumor cerebral. Y que resultó ser un sueño, o más concretamente, una mezcla entre el sueño que Booth tiene durante los cuatro días que permanece en coma, después de su operación para extirpar el tumor, y el libro que Brennan está escribiendo.
Quizás las reacciones habrían sido menos enconadas si el capítulo no hubiera sido el final de temporada porque, aunque es simpático y ligero, con todos los actores interpretando unas versiones ligeramente diferentes de sus personajes y un montón de guiños para los seguidores fieles de la serie, es cierto que tira de un recurso muy manido para resolver la tensión sexual latente entre sus protagonistas, como es mostrarlos en una suerte de realidad alternativa (me viene ahora la cabeza Mulder y la "doble" de Scully en 'Triangle', un capítulo de la sexta temporada de 'Expediente X').
Que el final de temporada no haya tenido el mismo punch emocional que el final de la tercera, incluso con sorpresa a última hora cuando Booth no reconoce a Brennan, no debe desmerecer una larga cuarta entrega, de 26 episodios, que ha encontrado un filón en la rotación de los internos que sustituyen a Zack y ha mantenido siempre ese tono marca de la casa de no tomarse a sí misma demasiado en serio y de divertirse en cada episodio. Han alternado tramas más serias, como el secuestro de Booth por parte del Sepulturero o la confesión de que Sweets tuvo una infancia tan difícil como los dos protagonistas, con otras abiertamente cómicas, como todas las tontunas que hacen en el funeral de 'The double death of the dearly departed'.
La sensación de trampa del último capítulo, con el críptico título de 'The end in the beginning' (el final en el principio), puede ser mayor si tenemos en cuenta todos los pasos que han dado en la temporada encaminados a confluir en ese momento, pero por otra parte, el episodio sí parece haber servido para que los dos se dén cuenta de lo que sienten el uno por el otro, si bien Booth ahora ya no lo recuerda. Hart Hanson (al que se puede seguir vía Twitter) ha dejado caer que todo en ese final está pensado y pasa por un motivo. ¿Empezarán a desvelarlo al principio de la quinta temporada?
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