Jack Bauer volvió y ya avanzamos al poco de ver los primeros capítulos de la séptima temporada que la cosa pintaba muy bien. Después de una sexta temporada decepcionante, el inicio tenía todos los ingredientes para retomar los mejores momentos.
Estaba claro que algo iba a ser a ser inamovible: ‘24’ fue, en su primera temporada, una serie desbordante, sorprendente en concepto y también en la acción que derrochaba. La sorpresa ya se nos pasó y lo que fue una manera de narrar innovadora es ya fórmula. Una, eso sí, que de momento sólo ‘24’ se ha atrevido a probar.
Así que quedaba saber si los guionistas y creadores de la serie aún sabían encontrar la manera de que Jack Bauer estuviese inmerso en una conspiración gigantesca y que, sin embargo, aún nos importasen sus problemas personales.
Porque Bauer no es un James Bond cualquiera: quizás haya salvado el mundo unas cuantas veces, pero no permanece ajeno a lo que pasa a su alrededor. A él se le muere la gente cercana, y, además, le importa. ¿Cuántas novias de Bond han quedado por el camino sin que cambie?
A Bauer estás cosas le afectan y se le han quedado tantos personajes por el camino que quizás por ello es bien lógico el final de este día 7: ya le tocaba. Está claro que, confirmada una nueva temporada de la serie, el protagonista central ha de sobrevivir. Pero, como todo le afecta, quizás el día 8 empiece con Jack Bauer en una situación como nunca le hemos visto. También más vulnerable que nunca.
No se puede decir que la finale de la séptima temporada de ‘24’ haya sido el mejor capítulo de este año (no al menos si lo que se espera es acción sin freno), pero da igual, porque ha sido “un día” de tanta maestría en lo que ‘24’ mejor sabe hacer que el sabor de boca final es sobresaliente. Además, casi media hora sin un tiro debe ser algo así como un récord. La serie ha resucitado, ahora le toca a Bauer.
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