Ya está. Ya lo tenéis. Eso que lleváis semanas esperando como buitres, ya lo tenéis en vuestras manos. Rocío Jurado ha muerto. "Ya era hora", habréis dicho. Muchos días en Houston, muchos días en la Clínica Montepríncipe, muchos días en La Moraleja, esperando lo que hoy ha sucedido. Esperando la cascada de imágenes dramáticas de una familia que pierde a un ser querido (como hay miles cada día). Semanas y semanas de merodear, como hienas, como buitres, esperando para darse un festín sobre un cadaver. Horas y horas de televisión retransmitiendo una muerte en directo. Enhorabuena, "periodistas". Es para estar muy orgullosos.
¿A eso os dedicáis? Qué despreciables sois. Qué falta de respeto. Porque Rocío Jurado, a parte de ser un icono o un personaje público, era una PERSONA. Una persona agonizante, que ha tenido que soportaros hasta su último suspiro. Al igual que su familia, que al trance doloroso de perder a una esposa, o a una madre, a tenido que veros apostados junto a su casa, llenándoles las bocas con micrófonos y machacándoles con cámaras.
Y la que nos espera. Semanas y semanas de regodearos. Ahora todos diréis lo grande que era Rocío, lo buenos amigos que érais, las anécdotas tan fantásticas que vivísteis junto a ella. Si de verdad pensábais que era tan grande, y érais tan amigos... ¿por qué no la habéis dejado morir en paz?
Qué asco.
PD.- Por favor, leed también los artículos al respecto en El Descodificador (ayer y hoy). Gracias Javier por expresarlo tan bien.