Es una de las sagas definitivas de acción y ciencia ficción apocalíptica: llegan a HBO Max una serie de películas extraordinarias sobre sociedades enloquecidas

Resulta completamente increíble que un joven médico decidiese empezar a hacer películas experimentales para estudiar el desarrollo de la violencia gráfica en la historia del cine y haya terminado convirtiéndose en el artífice de una de las mejores franquicias de acción extrema de la historia. Y también uno de los mejores cineastas que jamás han existido. Lo que son las cosas.

Realmente la carrera de George Miller es un cúmulo de increíbles casualidades dándose juntas, porque nada de su carrera se ajusta a patrones convencionales. Es difícil imaginar un caso similar dándose de nuevo, y es por ello que sus películas más potentes, las de la saga de 'Mad Max', son casi un milagro que bien merece ser celebrado y admirado.

Es un mundo realmente loco

La llegada de las dos primeras películas al streaming a través de HBO Max termina de completar la saga más alucinante y probablemente más influyente en términos de acción y ciencia ficción apocalíptica. Unas películas que instauraron conceptos clave en el género, mostró la potencia del desierto como escenario para esta clase de mundos, reflejan con increíble fuerza una sociedad colapsando y enloqueciendo y hacen uno de los mejores ejemplos del héroe solitario que lo es a regañadientes.

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Todo sin repetir nunca la clase de película que se está haciendo. En eses aspecto, 'Mad Max. Salvajes de autopista' resulta a contracorriente por su austeridad, por mantener todavía una crudeza realista, aunque las ideas sobre la humanidad desesperada ante la escasez (inspirada por la crisis real de petróleo en Australia) ya están presentes, con esa banda de moteros peligrosos. Mel Gibson logra también ser una elección inspiradísima para el protagonista, llevando el cuero del uniforme de maravilla y empleando muy bien el físico para resultar carismático.

La increíble inteligencia para rodar la acción, mostrándola en su faceta más destructiva y caótica pero sin dejar de resultar clara y efectiva, hacen que esa primera película luzca todavía como un gran ejercicio de género. Aunque es imposible negar que 'Mad Max 2, el guerrero de la carretera' se acerca mucho más a las intenciones buscadas por Miller al crear este mundo, empleando los paisajes desérticos, montando jerarquías lideradas por sujetos estrambóticos y mostrando al protagonista en su dinámica solitaria ayudando a una comunidad en necesidad incluso aunque no tuviera la intención en un inicio.

Variaciones geniales de una misma historia

Estas películas funcionan enormemente porque Max Rockatansky no puede quedarse al margen de los problemas, a pesar de que parece que ese es su deseo. Pone una nota esperanzadora en medio de la locura y la acción automovilística. Aunque quizá se pasó de frenada con 'Mad Max, Más allá de la cúpula del trueno', donde empieza fuerte con los enfrentamientos en la cúpula (dos entran, uno sale, gran concepto) pero pierde el hilo cuando decide introducir la historia influenciada por 'El señor de las moscas'.

Ese parecía el final para el personaje de Max, pero Miller nunca dejó de darle vueltas a cómo retomarlo. Y lo hizo de la mejor manera con 'Mad Max: Furia en la carretera', probablemente la mejor obra de género de la última década (o la mejor película de la pasada década, a secas). Miller le da un giro para convertir la película en una única persecución gigante que nunca pierde ritmo, nunca se fatiga y nunca deja de tener ideas alucinantes en medio de acción de primerísimo nivel. Es un impresionante torbellino que te traga para luego escupirte con increíble violencia.

Sobran los motivos para ponerse todas y cada una de estas películas. Cada una ofrece una interesante variación sobre cómo abordar la misma historia, mostrando que el cine de acción puede ofrecer versatilidad dentro de un mantenido patrón de espectacularidad. Miller consigue su obra magna a lo largo de una saga imaginativa, demoledora, frenética y satisfactoria hasta el extremo.

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