Ya se han cumplido 15 años de su estreno y sigue impactando. Su huella se sigue apreciando en obras como 'The Batman', que bebe de manera clara de su manera de enfocar el thriller de investigación y los asesinos en serie. Sus ideas han encontrado también extensión en otras obras de David Fincher como la impecable 'Mindhunter'. No hay otra manera de decirlo, 'Zodiac' es un clásico en toda regla.
Al igual que la película de Matt Reeves, 'Zodiac' ha llegado recientemente al catálogo de HBO Max para saciar nuestra sed de thrillers adultos de inmensas dimensiones, además de gran factura. Justo la clase de película que ya no abunda en nuestras salas de cine, con Hollywood viéndose incapaz de volver a ponerlos en valor para un público cada vez más acomodado a menos que le ponga una máscara y una capa. No hay mejor muestra de esta deriva que el hecho de que Fincher lleve ya varios proyectos seguidos directos al streaming.
La larga y dura investigación
Más allá de lamentos por una manera de hacer cine cada vez más en vías de extinción, la realidad es que 'Zodiac' era un proyecto complicado desde el principio. Fincher ha hablado de sus recuerdos de niño siendo advertido sobre los peligros de asesinos en serie sueltos, que eran más aterradores que las historias sobre "hombres del saco" por ser más reales y plausibles en su zona. El asesino del zodiaco era el más escalofriante de todos, y su padre, periodista por aquel entonces, se encargaba de que su hijo tuviera la amenaza presente.
Poco después del éxito de 'Seven', el director fue tanteado para una película sobre la caza del asesino del zodiaco, tomando los derechos del libro de no-ficción escrito por Robert Graysmith y el guion de un James Vanderbilt fascinado por la historia. Fincher insistió en la necesidad de hacer un retrato riguroso de lo que se conoce sobre el asesino, y requería años de investigación y lectura de archivos policiales para ello. Incluso se contrató a un experto en lingüística forense para analizar las cartas mandadas por el criminal.
Era algo demasiado ambicioso para la mayoría de estudios, especialmente cuando el director estaba empeñado en una duración cercana a las tres horas. No fue hasta un acuerdo poco usual entre Warner Bros y Paramount que el proyecto pudo financiar esos cerca de 85 millones de presupuesto, principalmente derivados del extenuante rodaje. Fincher buscaba un tono de thriller de investigación cercana al clásico 'Todos los hombres del presidente', pero siguiendo a un policía (Mark Ruffalo), un periodista (Robert Downey Jr.) y un dibujante de tiras cómicas (Jake Gyllenhaal) que se obsesionan con el caso en diferentes etapas.
Este seguimiento a los hombres que estuvieron siguiendo el caso, además de excitante por el buen uso de los códigos del thriller y por el retrato que hace de la figura del asesino, muestra también el increíble desgaste que el proceso realiza en los protagonistas. La sucesión de callejones sin salida, de pistas que no llevan a ninguna parte, y la constante mirada a lo más oscuro del ser humano deja diferentes muescas y cambios irreparables en ellos.
'Zodiac': cuando el abismo te devuelve la mirada
Fincher es capaz de reflejar también varias tragedias en todo a esta historia. Primero la frustración ante la justicia que nunca parece ejercerse, con el caso perdiendo notoriedad hasta que las autoridades optan por desestimarlo. Segundo la obsesión del personaje de Gyllenhaal, el único que persiste en la investigación más allá de lo recomendable, llegando a extremos donde su integridad física, psíquica e incluso familiar va a resquebrajarse.
La película nos lleva hasta ese devastador momento donde vive en sus carnes aquello que decía Nietzsche sobre estar mirando tanto tiempo el abismo que este te devuelve la mirada.
La impecable narración de Fincher, que mantiene un inquebrantable pulso a estas casi tres horas de estructura desafiante, y que emplea de manera muy medida los instantes más tenebrosos como los asesinatos, mantienen igual de sólida a la películas tras todos estos años.
Una de esas cintas cuya mirada al horror resulta accesible, pero al mismo tiempo notas como este se te mete por debajo de la piel. Uno no termina 'Zodiac' de la misma forma en la que la empezó. Es otro de los muchos motivos por los que es todo un clásico.
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