Muchas veces las obras predilectas de un director nos da las pistas necesarias para terminar de encajar y entender su obra, dotándonos del contexto necesario para enfocarla. A veces pueden ser influencias muy literales, que es cuando ya se bordea la frontera entre la referencia y la copia directa, o puede ser simplemente piedras fundacionales con las que expandir ideas ya mostradas.
A priori podría parecer que una película como 'Pozos de ambición' no se parece a casi ninguna otra, con su torturado y retorcido personaje, la ambientación rural impactante, el retrato extremo de la ambición desmedida y la masculinidad mal llevada, los pozos de petroleo que se vuelven imágenes casi brutalistas en paisajes hermosos. Pero Paul Thomas Anderson no esconde de donde viene todo, citando como una de sus películas favoritas la épica 'Gigante' de George Stevens.
Tan grande como Texas
No se puede hablar de 'Gigante' sin mencionar la palabra "épica", ahora apropiada por espectáculos muy ruidosos y cargados de acción pero que en décadas como los cuarenta o los cincuenta se aplicaban también a dramas inmensos, tanto en dimensión como en emoción. Stevens sin duda cumple ambas en una enorme película de más de tres horas con unos grandísimos Elizabeth Taylor, Rock Hudson y un James Dean que dio su última interpretación antes de morir.
La película nos muestra la turbulenta y apasionada relación entre un joven y ambicioso terrateniente de Texas y una rica y bella muchacha del Este. Vienen de mundos opuestos y las barreras se notan, y buena parte de la película trata de explorar ese complejo abismo que les separa. Paralelamente, un joven y arrogante empleado suyo se enemista con ellos y trata de superarles en estatus y riqueza buscando petróleo en unas tierras aparentemente secas que le han legado.
'Gigante' va cubriendo un amplio espectro de tiempo, desde el fervor y urgencia juveniles hasta la crepuscular senectud, siguiendo conflictos de poder y riqueza que buscan reflejar la fracturada esencia del sueño americano. Stevens se vale de un melodrama inmenso para mantener la tensión a lo largo del extenso metraje y las diferentes generaciones, confiando también en su gran trío protagonista y un maquillaje para simular el envejecimiento que es, cuanto menos, cuestionable.
'Gigante': épica clásica con mirada al futuro
Ese aspecto es uno de los que puede sacar de este, por otro lado, majestuoso relato. Taylor y Hudson muestran una química increíble que ayuda a hacer creíble el romance que ejerce de esqueleto principal, junto a un conflicto racial presentado con cierta brocha gorda pero sin resultar molesto. Dean funciona bastante bien como verso libre a pesar de tendencias que podrían resultar exageradas y hasta aborrecibles, pero la película logra darles suficiente poso para mostrar un personaje retorcido y estremecedor.
Sin duda, el Jett Rink de Dean se ve como una inspiración clara para el Daniel Plainview de Daniel Day-Lewis y de Anderson, y la temática de la ambición desmedida con los pozos de petróleo de fondo es también una base fundamental desde la que el director crece para hacer su propia obra épica.
No obstante, la emoción dramática de la película de Stevens la distingue y la convierte es una de las grandes películas de la década de los cincuenta, tan clásica como primer presagio de un nuevo Hollywood que está por llegar (ahí mismo está asomando un Dennis Hopper que formaría luego parte de esa revolución).
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