Meses después de su llegada a cines, y a pesar de que en Estados Unidos sí fue estrenada en streaming de manera simultánea, llega al fin a HBO Max España una de las mayores producciones de WarnerMedia del año pasado. Quizá del último lustro. O década. Hablamos del regreso, más de quince año después, de una de las sagas de ciencia ficción más influyentes de este siglo.
Hablamos, claro, de 'Matrix Resurrections', la divisiva secuela de la trilogía original de 'Matrix' que tuvo el retorno no sólo de los protagonistas Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss, sino también de una de las mentes que concibió todo el universo como es Lana Wachowski. Ahora está dentro del catálogo de HBO Max y es la ocasión perfecta para entrar finalmente en ella o, quizá, darle otra oportunidad si eres de los que salió desencantado de la sala de cine.
Es inevitable
Ya se ha dicho hasta el agotamiento en su momento, pero vale la pena repetirlo: Hacer una secuela de 'Matrix' es casi imposible. No por lo artístico, sino por cómo se va a recibir, que difícilmente será del gusto de todos. Ya pasó en su momento, tanto con 'Matrix Reloaded' y 'Matrix Revolutions', dos partes de un mismo artefacto que, al mismo tiempo, afrontaban de manera diferente cómo hacer una secuela de uno de los fenómenos más potentes de la historia.
Dichas secuelas ya han ido recibiendo cierta reevaluación, pero era muy difícil seguir desde ahí. No será por falta de intentos de Warner Bros, que ha intentando convencer a las Wachoswki por activa y por pasiva durante años, y hasta barajó ideas de otros autores para intentar reiniciar esta máquina. No fue hasta el fallecimiento de su padres que Lana Wachoswki empezó a mirar con otros ojos la posibilidad de volver a la franquicia que la puso en el mapa, sino también tratar de devolver a la vida a dos de los personajes más importantes de su carrera.
Pero no quería hacerlo de la manera convencional, como tampoco lo hizo con las otras secuelas. Con los guionistas Aleksandar Hemon y David Mitchell ayudando a replantear cómo traer de vuelta a los personajes y a la amenaza de las máquinas, 'Matrix Resurrections' opta por una interesante ambigüedad en sus primeros compases, realizando además un fabuloso guiño metanarrativo para hacer sátira con la propia existencia de la película y su génesis.
Las referencias no son especialmente sutiles, haciendo mención específica de la empresa madre Warner Brothers como supuesta catalizadora de una "nueva Matrix". Una extensión que debe ser "original" y "fresca" y más cosas que se van lanzando en hilarantes sesiones de brainstorming que evidencian, además, que Matrix no tiene por qué significar sólo una cosa.
Wachowski se vale también de las imágenes y los símbolos de sus películas anteriores, no sólo por el guiño nostálgico sino para establecer diálogo de manera que consolide algunas de sus ideas. La resignificación de las píldoras, las redefinición de las máquinas como enemigas y también la importancia que tanto Neo como Trinity tienen dentro del universo. Con estos últimos toma algunas de las decisiones más arriesgadas, pero ayudan a hacer su parte el verdadero corazón de una historia que parece muy cínica, pero no renuncia a ser emotiva.
'Matrix Resurrections': nuevas reglas, mismo corazón
La película actualiza también muy bien varias de las ideas de la trilogía original sobre la figura mesiánica de Neo, así como de los mecanismos de control realizados por el sistema para mantenernos subyugados. Los cambios realizados resultan más apropiados para la manera en la que nos relacionamos ahora con la tecnología y el mundo que nos rodea, sin caer en absoluto en la turra neoludita que caen algunas otras obras de ciencia ficción -hola, Charlie Brooker-.
Wachowski se arriesga también actualizando también el acabado visual de la película, cambiando algunas de las tonalidades clásicas para dejar espacio a influencias de Caravaggio y el claroscuro hasta en las secuencias de acción. Pero el replanteamiento resulta interesante, logrando un trabajo más íntimo y emocional en estas secuencias para darles más fuerza aparte del espectáculo de rigor. Incluso aunque no revolucione la acción como hace 20 años, tiene más ideas y mejor ejecución que la mayoría de cintas de género que vemos actualmente.
No tienes que comprar necesariamente todas estas decisiones, al fin y al cabo lo artístico tiene su valor intrínseco y luego el que el espectador quiera darle. Lo que no se puede negar es que su valentía resulta desafiante en un panorama cada vez más dominado por las franquicias y por películas cortadas por el mismo patrón, carentes de todo riesgo y de ideas que no sean recicladas. Unido a su carácter decididamente sentimental por esta historia y estos personajes, este es uno de los actos de autosabotaje más bellos realizados por una película de Hollywood.
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