Hace casi un par de años Christopher Nolan se vio en la necesidad de apoyar a las salas de cine que se habían visto obligadas a cerrar en las primeras fases de la pandemia, y tenían que volver a la actividad sin películas que mostrar. Y él tenía no sólo una película, sino una gran película que debía atraer de nuevo al público a un lugar del que había dudas de si era tan seguro como antes y que quizá se haya vuelto menos esencial con el ascenso del streaming.
Fue un peso muy grande que poner sobre los hombros de 'Tenet', que no fue precisamente la salvadora de los cines -aunque sí fue de las películas de mayor recaudación de 2020-, y causó un cisma prácticamente irreparable con sus colaboradores habituales de Warner Bros, llevándole a llevar su futuro creativo a otro sitio. Con todo la película tenía dentro de sí más que un espectáculo digno de gran pantalla, y es oportunidad de descubrirlo ahora que se incorpora al catálogo de HBO Max.
Corrupción en el espacio-tiempo
Como mucho del cine de Nolan, 'Tenet' no tiene un planteamiento sencillo. Nuestro protagonista (John David Washington) es un espía que de repente es reclutado para un proyecto mucho mayor y más secreto del que sólo conoce una palabra y un gesto: Tenet.
Su percepción del tiempo y del movimiento debe ser replanteado tras descubrir un extraño fenómeno procedente del futuro que altera la entropía de los cuerpos y objetos, haciendo que se desplacen de manera inversa en la línea temporal. Por si esto fuera poco, un loco magnate ruso (Kenneth Branagh) está a punto de hacer explotar el mundo por los aires empleando tecnología futura y debe detenerlo.
Si, es toda una movida todo esto como punto de partida para un film de acción y ciencia ficción, y cuanto más intentes desgranarlo más vas a salir confundido. Por suerte, Nolan crea una película que es capaz de ponerte en funcionamiento esta idea desde lo visual. Con recursos ilimitados, el director rueda y monta secuencias imposibles, donde varios elementos se mueven en diferente sentido de otros, pero que resulta lo bastante comprensible a nivel visual para no terminar perdidos sin remedio.
Habla bien de cómo el cineasta británico ha decidido planificar la acción en esta película, un pequeño talón de Aquiles suyo que resulta irónico para alguien que es conocido por hacer films de acción grandes. Aquí rueda la acción de manera precisa y clara, sin renunciar a ciertos toques distintivos, y el ejemplo más claro es una espectacular secuencia de asalto en plena autovía. Una película que entra completamente por los ojos, sustentando en esa perfilada caligrafía visual y a interpretes como Washington entregados a plasmar esas ideas desde lo físico.
Pero no sólo es una ciencia ficción megalómana lo que tiene que entregar 'Tenet'. La posibilidad de rodar alrededor de todo el mundo sirve de excusa a Nolan para hacer una película lujosa y también descomunal en algunas secuencias, como una que implica a un avión. Aquí trata de hacer la película de James Bond que nunca se le ha dado la oportunidad de hacer, metiendo cosas al cine de espías que serían impensables en dicha franquicia.
'Tenet': Nolan se pone más Michael Mann que nunca
También es la película donde sus personajes parecen más en riesgo que nunca de no salir vivos del trayecto, más allá de que asumamos que todo se resolverá por convenciones narrativas. La cierta imprevisibilidad de la amenaza temporal y la asfixiante tensión con la que carga la atmósfera de la película son elementos que transmiten un peligro constante para los personajes.
Este particular toque evidencia más que nunca la influencia de Michael Mann en el cine de Nolan, además de en la camaradería masculina de los personajes de Washington y Robert Pattinson, ambos tremendos profesionales en lo suyo.
Cierto toque que vuelve esta película una cinta de acción de arte y ensayo como lo fue en su momento 'Corrupción en Miami' (la película), pero llevado todo a extremos más locos. 'Tenet' es un fino trabajo de arquitectura realizado para la diversión más pura, incluso aunque su apariencia seria y fría pueda dar a entender lo contrario, que se está tomando muy en serio a sí misma.
Y es cierto que Christopher Nolan transmite siempre la impresión de que se tiene en muy alta estima a sí mismo, pero aquí hace una película disfrutona que también sabe ser ambiciosa.
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