Un intento de actualizar un aclamado drama de Steven Spielberg
Podemos estar ante una situación donde haya más podcasts de cine que gente capaz de comentar cine, pero aun así hay programas que tienen un concepto que llama la atención. Uno de ellos es “This Had Oscar Buzz”, dedicado exclusivamente a un tipo de película muy concreto que aspira a Oscars pero se queda totalmente fuera en las nominaciones finales.
Porque hay películas que se cuelan en la conversación de los premios y otras que se notan que se han producido exclusivamente para intentar estar en dicha conversación. Suelen ser las que nos dan más pereza, porque se dedican a cubrir unos mínimos que, para colmo, no suelen ser interesantes. Pero hay algunos que resultan extrañamente fascinantes, como puede ser el caso de ‘El color púrpura’ (aunque no sea precisamente por su buen hacer).
El color del sufrimiento
La nueva adaptación del clásico literario, que ya tuvo una aclamada versión dirigida por Steven Spielberg que se fue de vacío en su momento, buscaba un triunfo más rotundo. Se quedó aún más a medias, con una mención en la categoría de actriz secundaria para Danielle Brooks, a pesar de que muchos esperaban que esta interpretación en clave musical de Sam Blitz Bazawule tuviera más calado. Ahora tendrá que ver si se convierte en película de culto con su llegada al streaming en HBO Max.
La película vuelve a contarnos las luchas y dificultades que experimenta una mujer afroamericana en la Estados Unidos de comienzos del siglo XX. Separada de su querida hermana y de su abusivo padre, es casada a la fuerza con un granjero local aún más temible. Su único resquicio de esperanza llega a través de una cantante de jazz que le ofrece una oportunidad.
La historia de la novela de Alice Walker se mantiene intacta, pero la base de inspiración es la adaptación en clave de musical de Broadway que tuvo éxito en el mundillo teatral (y algunas de las actrices de dicha representación retoman sus papeles en esta película). Bazawule intenta preservar una visión que va dando bandazos entre el melodrama de sufrimiento y unos estilizados números musicales con canciones eufóricas (estas escenas muestran una continuidad del trabajo que realizó el director en videoclips con Beyoncé).
‘El color púrpura’ y la “beyoncización” de la experiencia afroamericana
Es un enfoque donde el espectador tiene que poner mucho de su parte, desde ser de antemano fan extremo de esta clase de musicales de Broadway a poder resistir unos saltos de tono tremendamente bruscos. Para el resto va a encontrar una película bastante descompensada, y ocasionalmente horripilante (y no por lo que cuenta), que resulta más interesante porque nos da pie a hablar de la “beyoncización” de esta clase de historias.
En el camino de esta ola que ha intentado ofrecer más visibilidad a experiencias diversas entre las que se incluye la afroamericana, hemos encontrado ejemplos en los niveles más altos del mainstream que han glamourizado o “elevando” la diáspora afroamericana. Son esfuerzos muy forzados donde se puede ver cierta influencia gospel, que intenta transformar el sufrimiento vivido en una jubilosa expresión artística.
Pero en el caso de obras como ‘El color púrpura’ se aprecian casi de cartón-piedra, lo que resulta hasta insultante para la gravedad de lo que se está contando. Podemos encontrar ejemplos más que lucidos intentando contar esta clase de historias (y en este caso concreto hasta la imperfecta versión de Spielberg es superior).
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