Max México tiene el viraje más loco en la carrera de Kevin Smith. Una película tan turbia como sorprendente que hace sufrir como nunca a Justin Long

Durante años el friki más confiable de Hollywood no era otro que Kevin Smith. Cintas como 'Mallrats' o 'Clerks' muestran su lado gamberro. Alguien que se lo pasaba de escándalo con historias de chavales haciendo chistes de 'Star Wars' y de penes en el mismo metraje.

A lo largo de su carrera fue desarrollando otras inquietudes. De trágicas historias de desamor como 'Chasing Amy' a juguetear con el terror religioso con 'Red State', ninguna película supuso una separación tan grande con el resto de su filmografía como 'Tusk'.

Estrenada hace ya una década, 'Tusk' forma ahora parte del catálogo de Max en México y cuenta la tragedia de Wallace Bryton, un podcaster cuya carrera se basa en comentar vídeos virales y reírse de los demás junto con su compañero Teddy. Cuando en busca de una historia Wallace (Justin Long) viaja a Canadá, la muerte del chico que iba a entrevistar le lleva a dar con otro personaje muy peculiar.

Lo que sigue es una cinta que no se achanta en entrar en el territorio del body horror y la serie B. Los detalles de la trama es mejor no mencionarlos para no destapar sopresas, pero es una trágica historia para el personaje de Justin Long que le hace sufrir como nunca, en la que la justicia poética por la tortura de un personaje deleznable se une a lo incómodo de las imágenes y el argumento.

A pesar de lo diferencial hay elementos que la delatan como cinta del director. Su filia por referenciarse a sí mismo se ve presente en los cameos de su hija y Lily Rose Depp, quienes aparecerían más adelante en su propia aventura 'Yoga Hosers'. Su obsesión por la cultura popular también queda patente en lo que esencialmente es una historia de un influencer tóxico.

La cinta dejó bastante perpleja a la crítica, que actualmente se asienta con reviews mixtas de un 55 de media en Metacritic. En su crítica para Espinof, Alberto Abuín no quedó convencido: "sobrepasa todos los límites conocidos, mezclando tonos a diestro y siniestro, como si se tratase de un ejercicio de provocación pura y dura".

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