La película navideña es un estilo que con el paso del tiempo se ha ido volviendo un concepto más cercano a "La peli de tarde" tan parodiada, gracias sin duda a la contribución de las premisas y pósters clónicos de Hallmark. Una práctica que también ha replicado Netflix, porque es un mercado a cubrir. Aunque se devalúe un estilo ya dejado de lado por el Hollywood que estrena en cines, como tantos otros géneros que no son acción o fantasía de tamaño blockbuster.
Junto con la comedia original, la cinta navideña ha quedado relegada a un terreno donde es más proclive a ser descuidada visualmente, e importa más bien poco quien la protagonice. Es un panorama muy distinto al de hace un par de décadas, donde había potencial para películas de ambos estilos, o incluso que juntasen todo ello de una manera sofisticada y encantadora, como 'Elf'.
Pez fuera del agua (del Norte)
Convertida progresivamente en película de culto, aunque siendo ya en su momento todo un éxito de taquilla, la película protagonizada por Will Ferrell cumple 20 años de su estreno manteniendo todavía cariño y reivindicación por parte del público. James Caan y Zooey Deschanel son otros destacados del reparto que dirige Jon Favreau, en una divertida y ligeramente subversiva cinta que se puede ver en HBO Max.
Por un despiste mientras realiza su labor, Santa Claus ha acabado trayendo al Polo Norte un bebé huérfano, al que acaban educando y criando los elfos del taller navideño. Este niño crece hasta ser un adulto que intenta mantenerse en la sociedad de elfos, a pesar de sacarles varias cabezas de altura, pero no podrá eludir la realidad y se dirige en búsqueda de su padre, que resulta ser un empresario editorial que, cómo no, ha perdido la ilusión por la Navidad.
El conflicto y el objetivo a perseguir no pueden ser más claros, ya que estamos ante una película navideña orientada al gran público. Pero Favreau encuentra los espacios para hacerla contemporánea y que su reivindicación del espíritu navideño no sea sólo edulcorante muy intenso. Su manera de plasmar el mundo "real" resulta más creíble a la hora de plasmar cómo se quiebra la ilusión por la magia y las fiestas, dando también un buen resultado en su comedia de pez de fuera del agua.
'Elf': recuperando la ilusión
Luego también está en cómo aprovecha el carisma cómico de Will Ferrell, un experto en hacer de niños grandes que se niegan a crecer. Aquí ese carisma, que ha dado para películas salvajes, es orientado hacia su lado más familiar, funcionando de maravilla para sostener una premisa de esas que se explican y se venden en el trayecto de ascensor en un estudio de Hollywood.
También resulta muy acertada en escoger el reparto para los diferentes secundarios que aparecen. Todos contribuyen a darle vida a los personajes, permitiendo ser algo más que paredes sobre las que Ferrell lanza bromas o travesuras. Es todo realmente sencillo de ver, con una hora y media bastante redonda en su metraje, pero tiene justo la clase de artesanía que falta en la película de estudio moderna. Quizá por eso se sigue recuperando por encima de las experiencias clónicas de cada año, porque aunque 'Elf' tenga un espíritu típico es también creíble.
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