Trasladar iconos u obras del cine oriental al occidental puede ser una tarea imposible por no saber traducir los particulares códigos, culturales o artísticos, que pueden ser definitorios. Se ve de manera especialmente flagrante cuando se cambian muchos medios, como pueden ser el del anime, donde la versión mainstream americano falla estrepitosamente al intentar llevarlo a su terreno.
Dar con la clave puede ser un proceso de muchos años, si es que llega a materializarse. Hemos visto muchas amenazas de llevar a la acción real algunas producciones de éxito en Japón, pero se dejan de lado por no encontrar cómo “traducirlas”. No por ello se deja de intentar, y con suerte puede darse un caso donde décadas después se da con el enfoque adecuado. Un caso podría ser el de ‘Godzilla’, la película de 2014.
Un monstruo viene a vernos
La película de Gareth Edwards no sólo acertó allí donde Roland Emmerich creo un esperpento poco reivindicable, sino que arrancó el camino para la desigual franquicia del Monsterverse, ahora algo distanciada de su dramático tono. 10 años se cumplen del estreno de esta estimable producción que hoy podemos ver en streaming a través de HBO Max.
Décadas de contaminación, desastres nucleares y destrucción del planeta han establecido un particular terreno fértil para el retorno de criaturas que poblaban la tierra hace siglos, mucho antes de que nuestras civilizaciones pudieran guardar registro o recuerdo de ellas. Ahora estos monstruos parecen reclamar el dominio del planeta, pero el más poderoso, un reptil gigante y radiactivo conocido como Godzilla, podría ser tanto un enemigo como un inesperado aliado en la lucha.
El monsterverso actual, manejado por Adam Wingard, se ha distanciado de esta cinta “original”, replicando un toque más asalvajado y deliberadamente divertido que recuerda más a las secuelas setenteras y psicodélicas de la ‘Godzilla. Japón bajo el terror del monstruo’. Edwards, sin embargo, aquí trató de fijarse en el poderío de la primera película de Ishirô Honda, en su fuerza dramática complementada con una historia de ciencia ficción que trataba de comentar el impacto de la radiación en Japón derivada de la bomba atómica.
‘Godzilla’: fascinación y temor
Por supuesto esa particularidad no es traducible por Edwards a un contexto más americano (aunque su reparto está marcado por la diversidad global). Es donde más se aprecia la debilidad de ‘Godzilla’, un factor humano algo diluido por una gran colección de rostros, pero no de personajes que despierten interés por sí mismos. Resultan más efectivos en un contexto de cuadro global, donde se aprecia una mezcla de fascinación y temor ante la irrupción del monstruo.
Es en esos momentos de destrucción casi majestuosa y demoledora potencia donde se aprecia cómo Edwards intenta influir cierto sentido de la maravilla al blockbuster de monstruos, con una influencia spielbergiana muy marcada y unos cuidadísimos efectos especiales. Por supuesto, no tan exitosa, pero consigue proporcionar una solidez y un empaque visual muy apreciable varios años después, siendo una de las mejores entregas de esta particular franquicia que sigue rugiendo fuerte y teniendo éxito comercial.
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