Globos de Oro 2023: 'Almas en pena de Inisherin' y 'Colegio Abbott' triunfan en una insípida gala de unos premios que quieren ser tomados en serio

«Estoy aquí porque soy negro» arrancaría Jerrod Carmichael el monólogo inaugural de los Globos de Oro 2023. Así de frente, el cómico comentaba en clave de humor sus preocupaciones y cómo había decidido decir que sí a la propuesta de la HFPA de participar en la gala. Si bien las intenciones eran buenas, no fue (para nada) la mejor forma de empezar unos premios que pretenden volver a la normalidad.

Que es verdad. La Asociación de prensa extranjera de Hollywood lleva años con unos problemas de imagen graves y tiene que abordarlos. El tema es que ante todo, le gusta hablar de sí misma... y ese primer monólogo recordaba el rollo autocomplaciente y de insistencia continua de que quieren ser lo más diversos posibles que transmitieron en la gala privada del año pasado.

No sé hasta qué punto habría que repartir responsabilidad entre organización y el cómico, pero el caso es que Carmichael fue más incómodo (y no en el sentido bueno) que gracioso. No solo en el monólogo inicial, sino a lo largo de toda la gala: por ejemplo, el zasca a Will Smith sonaba espectacular en su cabeza (a Eddie Murphy sí), un chascarrillo sobre "Bajo el mar" tampoco fue muy lúcido... así toda la noche.

Es más, los cinco minutos en los que Jennifer Coolidge presentó el premio a mejor actor de reparto en serie fue un rato mucho más divertido e incluso apropiado que las intervenciones de nuestro anfitrión. Una magia que también se dio con Nicole Byer y Ana Gasteyer en las categorías de actores de serie limitada.

Not so white (pero tampoco lo contrario)

Hablando de premios, ya desde el comienzo había una intención de intentar dejar de ser "so white". La primera hora de la gala dio merecidísimos premios (aunque me fastidiaron la quiniela) en el plano interpretativo a Ke Huy Quan ('Todo a la vez en todas partes') y Angela Bassett ('Black Panther: Wakanda Forever'), Tyler James Williams ('Colegio Abbott') y Quinta Brunson (ídem). Además, el premio a mejor canción al 'Naatu Naatu' de 'RRR' servía de broche para decorar estas intenciones. Luego ya las estadísticas se fueron equilibrando.

Como siempre, ha habido cierta disparidad a la hora de recoger los premios. Algunos más inspiradores (el de Basset) y otros menos, algunos que aprovechaban para felicitar a la actriz que presentaba el premio (Colin Farrell a Ana de Armas) unos con el móvil, otros echados en cuanto consumían el tiempo y otras (Michelle Yeoh) que amenazó a apalizar a quien tocase si no la dejaban terminar. Y también daba la sensación de que a unos les daban más tiempo que otros.

También como dato curioso decir que hubo entre los premios cuatro notables ausencias. Las tres mujeres: ni Zendaya ('Euphoria'), Cate Blanchett ('Tár'), Amanda Seyfried ('Pam y Tommy'), ni Kevin Costner ('Yellowstone') estuvieron para recoger sus respectivos globos interpretativos.

No son los únicos a los que les sobra turrón

Además de los premios, parece que a la HFPA le pasa como a cualquier español medio: termina la Navidad y sobra turrón. La lástima es que este es del que no se come, con los premios honoríficos y alguna presentación más. El primer gran homenaje de la noche fue a Ryan Murphy ('Dahmer', por decir su último éxito), homenajeado, valga la redundancia, con el premio Carol Burnett, entregado por Bill Porter ('Pose').

Un momento de reivindicación de la representación LGTBQ+ en cine y televisión pero que se convirtió pronto en hablar de sus amigos (y actores con los que había trabajado) durante minutos inacabables, lo cual ha acabado siendo especialmente soso. Que ojo, no digo que no sea algo merecido. Murphy es todo un animal hollywoodiense y uno de los principales narradores (y activistas incluso) de la cultura queer en la industria, pero ha resultado raro el tono y contenido del discurso.

No es el único punto de la noche que resultó un poco anodino, con la inevitable presencia del presidente Zelenskyy, introducido por Sean Penn. Algo más ameno (aunque el vídeo fue excesivamente largo) fue el Cecil B. DeMille a Eddie Murphy, presentado por Tracy Morgan. Por contraste, el discurso de la presidente de la asociación fue inesperadamente breve.

A pesar de alguna agradable sorpresa, la gala se fue desarrollando según lo previsto: 'Almas en pena de Inisherin' y 'Los Fabelman' se llevaban los premios gordos de cine, mientras que 'The White Lotus', 'Colegio Abbott' y 'La casa del dragón' (esta quizás la más sorprendente de las cinco) se convertían en las mejores series para los Globos.

Personalmente me ha faltado ese toque mamarracho y de beodos en el escenario (gracias Mike White por darme lo que pedía) por la que los premios son afamados y esta edición de los Globos de Oro han sido unos en los que han querido tomarse más en serio que nunca, en una búsqueda de recuperar el prestigio que algún día tuvieron (o nos hacían creer que tenían).

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