Es preferible que los relatos sean improbables siempre que sean verosímiles, a que sean probables pero inverosímiles.
Lo dijo, no precisamente ayer, Aristóteles. Y sigue vigente como el primer día.
Es preferible que los relatos sean improbables siempre que sean verosímiles, a que sean probables pero inverosímiles.
Lo dijo, no precisamente ayer, Aristóteles. Y sigue vigente como el primer día.