No es nada usual que un producto televisivo nacido en las televisiones autonómicas dé el salto a la televisión nacional. Sí que hemos visto casos en los que el éxito autonómico se ha traducido en una adaptación del formato, ya sea en otras autonómicas o a nivel nacional (caso de ‘Madrileños por el mundo’ o ‘Padre Casares’), pero pocas veces pasa que un contenido tal cual, “la lata”, se compre y se emita.
Pero en el caso de ‘Pulseras Rojas’ (originalmente ‘Polseres Vermelles’) su enorme calidad ha hecho que este proceso no sólo se lleve a cabo sino que también se convierta en un éxito. La serie de Albert Espinosa arrasó en TV3 tanto entre la crítica como el público y llamó la atención fuera de las fronteras de su autonomía. Primero fue TNT quien adquirió la serie para emitirla en la modalidad de pago y ahora ha sido Antena 3 quien la ha emitido en abierto con una gran aceptación.
Una historia de amistad muy realista
‘Pulseras Rojas’ relata las vidas de un grupo de chicos que viven ingresados en un hospital y que afrontan con valentía su situación. Pero la serie no va sobre la enfermedad, la serie trata sobre la juventud retratada en un contexto difícil, y a fin de cuentas va sobre la vida, una vida en la que la enfermedad es algo más que está ahí. Y lo hace con un gusto exquisito y una calidad técnica impecable.
Cuando conocemos la premisa de la serie nos viene a la mente en seguida la película de Antonio Mecero ‘Planta Cuarta’, también sobre chicos ingresados en un hospital. Pero ‘Pulseras Rojas’ no tiene esa sensibilidad descarada dedicada al público familiar que tenían las producciones de Mercero, sino que es un relato mucho más realista.
Ese es el gran punto que juega a favor de ‘Pulseras Rojas’, que en lugar de meter el dedo en la llaga del cáncer para hacer un melodrama barato apuesta por el realismo, por construir unos personajes sólidos con los que empatizar y que de ahí surja el drama. Desde el primer momento conectas con Lleó, con Jordi y con el resto de chicos que forman el club de los pulseras rojas, y desde la cotidianeidad de sus vidas sientes el dolor de que enfermedades tan difíciles les toquen.
La amistad, la superación y las ganas de vivir son los verdaderos motores de la serie, que lanza un mensaje positivo y esperanzador pero no por ello utópico, idealista o ñoño. La enfermedad es dura, pero con compañía es más fácil luchar. No sólo el cáncer afecta a los pulseras, también hay dolencias de corazón, coma o anorexia, pero sólo vemos pinceladas de estas enfermedades ya que el motor de la serie es la representación de la infancia y la adolescencia. Y lo consigue gracias a un reparto adolescente que está a la altura de las circunstancias.
El doblaje
En cuanto al doblaje con el que la serie se está emitiendo en Antena 3, he de decir que a mí no me resulta malo ni molesto,a pesar de que se haya generado mucha polémica en torno a esto. No veo que sea diferente que se doble una serie estadounidense que una catalana ni creo que se haya hecho un trabajo mejor ni peor que con otras ficciones.
El único caso que me ha resultado raro ha sido el de Llum Barrera porque conozco bien su voz, y es una actriz de un físico muy contundente al que no me pega una voz tan neutra como la que le han puesto. Pero tampoco me resulta grave sino más bien anecdótico. Y aprovecho para decir que la banda sonora es todo un acierto.
‘Pulseras Rojas’ es una producción impecable que se cuela entre las mejores series hechas en España y por tanto ha sido un gran acierto por parte de Antena 3 que hayan sabido verlo y apostado por una emisión poco usual. Hacen falta series como esta.
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