Tengo que confesar que mi primera reacción ante 'Isabel' fue de tal indiferencia que ni siquiera me molesté en ver episodio alguno para descartarla. Eso cambió tras el aluvión de críticas positivas, pero incluso entonces me decidí simplemente a verla con el tratamiento de tener algo de fondo a lo que hacer más o menos caso mientras hacía otras cosas. No tardé en verme obligado a abandonar esa práctica, ya que su indiscutible calidad la convirtió en una de esas series que tenía que ver lo antes posible y sin distraerme con ninguna otra cosa.
Justo es señalar que disfruté algo menos con la segunda que con la primera temporada y tenía mis miedos sobre que el hecho de que la tercera tanda de episodios fuera a ser la última acabase por volverse en su contra. No han faltado ciertos problemas, más evidentes a medida que surgía la necesidad de dejar atadas demasiadas cosas, pero 'Isabel' puede estar orgullosa tanto de esta tercera temporada en general como del episodio final que hemos podido ver hace apenas unos minutos en La 1.
Despidiendo 'Isabel' sin cambiar el estilo de la serie
Ya el primer episodio de esta temporada se encargó de dejarnos bien claro que la muerte de Isabel la Católica estaba a la vuelta de la esquina, pero los guionistas han acertado una vez más al no estirar demasiado las tramas para que este hecho decisivo no les impidiese desarrollar una temporada fiel a lo que hizo que muchos seriéfilos se enamorasen de 'Isabel'. Los amoríos, las alianzas y las traiciones han estado a la orden del día, y siempre con la idea de estar avanzando de forma constante, otra idea común en la evolución entre temporadas, pues la primera giraba alrededor de Isabel consiguiendo la corona, la segunda afianzando su dominio del territorio español y en esta tercera se ha optado por dar una notable importancia a la expansión internacional.
Como era de esperar, muchos personajes nuevos aparecieron durante esta tercera temporada y ahí también la serie demostró una de sus principales fortalezas: Su capacidad para trazar apasionantes relaciones entre ellos, tanto por la estupenda selección de actores -por mi parte siento especial debilidad por José Pedro Carrión como el sibilino Luis de Tremoille, aunque he de confesar lo sorprendido que quedé ante el buen hacer de Úrsula Corberó, de cuyo fichaje no estaba muy convencido en primera instancia- como por la tan elaborada como efectiva red de tramas que los guionistas iban tejiendo a su alrededor.
Por mencionar algo negativo, la necesidad de solucionar demasiados frentes se hizo notar en la evolución algo acelerada de ciertas tramas y personajes -pienso por ejemplo en la radicalización del arzobispo Cisneros tras tener que lidiar con una nueva traición de su hermano- y el hecho de que hubo otras que se dejaron de lado antes de ser exprimidas a fondo -no tanto el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón como el hecho de cómo lidió el reino de España con ello posteriormente-. Sacrificios hasta cierto punto necesarios para poder abarcar todo lo que 'Isabel' ha querido contar en su tercera y última temporada.
Te echaremos de menos
Muchos frentes habían quedado abiertos para un episodio en el que todo debía girar hacia la inevitable muerte de la reina Isabel, algo que quedó claro con las excelentes secuencias dramáticas en las que varios personajes iban despidiéndose de ella -y estoy pensando también en su última muestra de fortaleza ante el nuevo señor del linaje de los Pacheco-, pero también en los fallidos intentos de Colón por poder ver a la reina antes de su fallecimiento.
No es algo que nos pille por sorpresa, pero la gran actuación de Michelle Jenner resulta fundamental para que los últimos alientos de Isabel estén llenos de energía y vigor -de hecho, el breve montaje posterior a su muerte con diferentes personajes lamentándose queda claramente por debajo en lo referente a su efectividad dramática-, en especial en las escenas que comparte con un Rodolfo Sancho que nunca ha estado tan inspirado como en esta serie. Genial también la despedida definitiva de la serie con Fernando honrando una vez más a su esposa ante las tropas de Castilla en lo que perfectamente podría ser la avanzadilla para una batalla que, por desgracia, nunca llegaremos a ver.
Por su parte, la complicada relación entre Juana y Felipe ha sido uno de los grandes ejes de la temporada, por lo que es lógica su importancia en el desenlace con un plan que no sale como él tenía previsto, pero los guionistas han tenido la sabiduría suficiente para volver a utilizarlo como la base de un nuevo tejemaneje por hacerse con el poder de Castilla sin llegar a resultar repetitivo -mucho se ha incidido en ello en esta temporada- o fuera de lugar ante la inminente muerte de Isabel.
Es una pena que tengamos que decir adiós a todos los demás personajes de 'Isabel' por la muerte de su protagonista -aunque igual nos llevamos una sorpresa-, pues yo al
menos seguiría viendo episodios encantado por mucho que ya no tuviéramos como referente a Michelle Jenner, pero es comprensible que así sea. Nos queda el consuelo de haber visto 39 episodios de gran calidad que sitúan a 'Isabel' como una de las mejores series de televisión española de todos los tiempos y además con un final a la altura de las exigentes circunstancias.
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