Trece episodios. Trece son los que hemos podido ver de la segunda temporada de 'El Ministerio del Tiempo', que se despidió anoche con el futuro aún en el aire. Todos, o por lo menos la mayoría, rezábamos para que pudiéramos disfrutar como enanos de la serie que nos conquistó el año pasado.
La segunda temporada de una serie suele ser vista como ese amor de campamento al que ves al año siguiente y empiezas a escudriñar si eso que viste en su momento te sigue haciendo gracia o, por el contrario, resulta estridente. Mi relación con 'El Ministerio del Tiempo' en esta nueva tanda ha sido parecida. Adoré la primera temporada, pero estos trece episodios me han llevado por todo un terremoto de impresiones.
Y mira que 'Tiempo de leyenda' (el del Cid) me encantó, y me lo pasé bomba con 'El Monasterio del Tiempo'; pero otros como 'Tiempo de Valientes' fue el sopor hecho doble episodio e incluso algunos con premisas bastante interesantes resultaban fallidos. De hecho creo que ese es el problema: 'El Ministerio del Tiempo' tiene episodios con muy buenos puntos de partida y buenas ideas, pero no terminan de llegar a la genialidad media de los primeros episodios de la serie.
Finalmente, tras darnos una pista en el episodio de Colón, 'El Ministerio del Tiempo' ha despedido la temporada con la amenaza que siempre ha estado latente en la serie: la posibilidad de que hayan cambiado la historia. Así, con 'Cambio de Tiempo' tenemos una ucronía con la premisa de Felipe II conociendo el futuro de España y "resolviéndolo" a partir de la Armada Invicible.
Un episodio que sí es 100% la serie que nos tiene conquistados, pero no deja de ser una excepción en una temporada irregular. La segunda temporada ha terminado con un episodio redondo, de los mejores de la serie... pero la sensación es que el resto deja bastante que desear.
Las chanzas del tiempo
Quizás uno de los fallos sea el haber casi liquidado las tramas trasversales de la serie. Que haberlas, haylas pero se ha perdido el interés en ellas. Algo más grande con Lola Mendieta, Pacino o simplemente más ambición no le hubiera sentado mal. Sin embargo no estoy aquí para juzgar por lo que no ha hecho, sino por lo que sí.
Uno de los sellos por los que se caracterizó la serie de Javier Olivares era por su toque referencial y por los chascarrillos de "identidad nacional". Ese "somos una serie española, sobre España y hacemos mil guiños a todo" que, si bien es fantástico en pequeñas dosis, termina usándose para rellenar minutos de metraje, mal endémico de nuestra televisión.
Este asunto molesta menos en los buenos episodios que en los malos, donde ya terminan de rematarlo. Es por eso que estoy muy enfrentado con 'El Ministerio del Tiempo': un drama que, si bien técnicamente es prácticamente impecable, tiene estos problemas de guion que resultan cargantes.
Por lo demás 'El Ministerio del Tiempo' tiene muy bien engrasada la dinámica con los personajes: Velázquez (Julián Villagrán) sigue siendo un come escenas, la evolución de Alonso (Nacho Fresneda) me ha parecido estupenda, igual que el papel de Amelia (Aura Garrido) a lo largo de la temporada. La ausencia de Julián la hubiera perpetuado un poco más, ya no porque me parece que podrían haber aprovechado más a Pacino (Hugo Silva) sino por la falta de carisma más que patente de Rodolfo Sancho.
No tengo duda alguna de que 'El Ministerio del Tiempo' necesita continuidad, y ruego por una tercera temporada porque creo que es una serie ideal para hablar de la sociedad y enfrentarla a episodios del pasado (y de paso aprendemos curiosidades de la Historia). Pero también creo que cara a una tercera temporada es imprescindible afinar el estilo del guion para lograr mejores historias.
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