'Wayward Pines' ha concluido la que será su única temporada, ya confirmada por la cadena. Con posibilidad de volver a empezar donde lo han dejado gracias a ese final abierto; pero sin necesidad, la verdad. En ficción hemos sido capaces de aceptar muchas cosas. 'Lost' puso a prueba nuestros límites de lo que era aceptable, aún bajo el pacto de ficcionalidad.
Pero la nueva serie de FOX ha subido ese listón. No es que la premisa fuera tan mala (subrayo tan). Nos gustan las distopías y apocalipsis varios. Y no es tan imposible que los transgénicos puedan acabar afectando a nuestra genética ¿no? Igual que no estamos tan alejados del escenario que plantea 'Black Mirror'. ¿Por qué no aceptar que los humanos han sido superados por una nueva raza/aberración? Sólo es evolución, ¿no? Aunque no sé qué diría Darwin al respecto.
Un proyecto ambicioso
Pero algo así requería algo más que valentía: requería una perfecta ejecución. O al menos una mejor. Porque eso era todo lo que tenía que ofrecer: una idea estrambótica que podría haber llegado a algo de otra forma. Sólo ha sido una gran bomba de humo que ha intentado tapar errores básicos: personajes odiables, diálogos insípidos, una colección de referencias del género convertidas en clichés...
Dosificar el misterio funcionó en los dos o tres primeros capítulos. Buscar respuestas y dejarse atrapar por ese "¿dónde estamos?" narrativo que tan bien practicó 'Perdidos' parecía divertido. Hasta que las respuestas llegaron. Lo que estaba siendo una serie de suspense con grandes y oscarizados actores en el reparto, dio un giro dramático, mató a los personajes interesantes -ahora estoy convencida de que Juliette Lewis y Terrence Howard sólo eran un cebo promocional, visto lo rápido que se esfumaron- y se dispuso a contarnos este cuento.
Un cuento en el que teníamos que asumir que las técnicas criogénicas habían avanzado lo suficiente para mantener "en suspensión" durante más de 2.000 años a una muestra humana representativa y que se las habían apañado para descongelarse (cómo coordinaron semejante proyecto a 2.000 años vista y quién estaba allí para hacerlo es algo que no se molestan en intentar explicar) y crear una nueva sociedad. Conejillos de indias en manos de un científico que supo ver el futuro. ¿O un loco?
Al menos nos quedaba Matt Dillon para darle cierta clase. Pero ni él ha podido lidiar todo lo bien que se espera de una actor con tanta trayectoria en el cine con un personaje de héroe tan forzado, tan de manual. La búsqueda de la verdad, la defensa de la familia y de la justicia -pero sin sangre en sus manos- y, finalmente, el sacrificio. Toda la trayectoria de Ethan Burke es plana y previsible en el momento en que se convierte en el sheriff del pueblo y, sin saberlo, sheriff de la última civilización humana.
Lo que pudo ser y no fue
La perspectiva sociológica es, como en cualquier historia apocalíptica, el ingrediente interesante que aquí no han explotado lo suficiente. Hemos visto cómo reaccionaban al encierro y que algunos se hacían preguntas. Pero el pueblo también era una maqueta en el guión, centrado en el tema "científico". La trama no ha dado opciones a explorar la verdadera naturaleza de sus ciudadanos y descubrir cómo se hubieran enfrentado a esa terrible verdad si los abbys no se los hubieran comido. Algo que probablemente tendrá mucho más desarrollo en las novelas de Blake Crouch en las que se inspira (Pines, Wayward y The last town).
Esa era la dicotomía; y la única idea realmente interesante de la serie a la que los guionistas podrían haber sacado mucho más jugo, en lugar de intentar vivir sólo de ciencia-ficción: poner a los hombres a prueba, como defendía el sheriff o descongelar a un nuevo grupo y empezar un nuevo encierro, una nueva sociedad vigilada y controlada. Pero el Dr. Jenkins/David Pilcher (Toby Jones) no tenía fe en la raza humana pese a haberse esforzado tanto en salvarla, después de que el Grupo A no pudiera soportar la verdad.
La máscara de científico se le cae en la finale para mostrarnos que no era más que un genio tarado, que se sienta a ver morir a los mismos a los que secuestró y a los que privó de su vida en su tiempo y con su familia por el futuro de los humanos. Y la "Primera Generación" de Wayward Pines, al parecer, seguirá su ejemplo. Así demuestran que, como el mundo en el que vivimos, el único ejercicio posible para aprender es el de ensayo y error.
Sí se aprecia, en cambio, el esfuerzo en producción para hacer creíbles algunos aspectos, como los abbys. Aunque no nos han dejado regodearnos con primerísimos planes de masacres para apreciar la post-producción, están bastante bien conseguidos. Gracias a que optaron por un gran departamento de arte y a los expertos en efectos especiales y maquillaje que convertían a los actores en estas criaturas, en lugar de caer en el error de incluirlos por ordenador (menos mal).
Un mezcladillo de referencias
Para plantear este escenario futurista, 'Wayward Pines' parece haber bebido de mil fuentes. Esa referencia de 'Twin Peaks' que todos teníamos en mente se ha quedado en humo. Además de los paisajes y de que la acción transcurra en un pueblo apacible que esconde un secreto, no es que se puedan establecer muchas más conexiones entre ambas.
Pero sí con libros que plantean sociedades distópicas y series que abrazan lo sobrenatural: George Orwell, y su sociedad vigilada de "1984". Aldous Huxley y los niños probeta de "Un mundo feliz". O la Iniciativa Dharma y los vídeos de orientación de 'Lost'. Incluso con las escenas de matanzas de 'The Walking Dead', salvando las distancias.
Se nota el esfuerzo y no se le puede negar. Y reconozco que he llegado hasta el final. Aunque también que en verano bajo el listón después de tantas experiencias televisivas fuertes y que ya era más una curiosidad por ver cómo lo resolvían. Pero no deja de ser un 'Under the dome', sólo que con una espectacular campaña de marketing y promocional que ha contribuido a inflar la historia y vendérnosla como mucho más. Que "un fenómeno en redes sociales" no es siempre sinónimo de calidad; más bien, casi nunca lo es.
Imágenes | Liane Hentscher/FOX En ¡Vaya Tele! | 'Wayward Pines', intriga veraniega con más que un pueblo misterioso
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