Si alguno de vosotros nos leía allá por 2007, cuando The CW canceló 'Veronica Mars', no le extrañará que estemos expectantes ante el estreno el viernes de esa película financiada por crowdfunding que nos traerá de vuelta a ese personaje, y a todo su mundo, un mundo que en 2004 destacaba de los otros estrenos de aquella temporada porque mezclaba unas referencias e influencias bastante curiosas para una serie de instituto de la época. Adriana Izquierdo ya recordó las características que hicieron memorable su primera temporada, y entre ellas figuraban sus deudas con el género negro, con otros dramas teen y con todo tipo de referencias pop que trufaban sus diálogos, ya fueran versos de canciones de los Carpenters para hacer una broma a costa del sheriff Lamb, o pequeños homenajes a otras series, tipo 'Battlestar Galactica' y sus frak.
Entre 2004 y 2007, pocas series eran una máquina de referencias mayor que 'Veronica Mars' (tal vez sólo pudieran superarla 'The Office' y 'Las chicas Gilmore'), y no era extraño que fueran además de cierto nivel. Para empezar, en el piloto, Wallace y Verónica ya mencionan el libro 'Rebeldes', de S.E. Hinton, y los títulos de sus 64 episodios solían hacer casi siempre algún juego de palabras con títulos de películas, canciones o series. Sólo en la primera temporada estaba 'Silence of the Lamb', 'Lord of the Bling' o 'The Wrath of Con', y en la segunda hubo un 'Cheatty Cheatty Bang Bang' o un 'Nobody puts baby in a corner', que es la referencia más conocida a 'Dirty Dancing'.
De todos modos, la obra más mencionada en 'Veronica Mars' fue, de largo, 'El gran Lebowski', de la que tanto Rob Thomas como Kristen Bell se confiesan grandes admiradores. Siempre que se podía, acaba colándose alguna referencia a la cinta de los Coen, y hasta Veronica y Duncan aparecen viéndola en un episodio de la segunda temporada. Y está, claro, Veronica transformada en Jules de 'Pulp Fiction' en un capítulo de la tercera entrega.
El noir de California
Como decíamos, lo que siempre distinguió a 'Veronica Mars' del resto de series de la temporada 2004/05 era su apuesta por el género negro y, más en concreto, por el noir del sur de California que cultivaron en su momento escritores como Raymond Chandler o Ross McDonald. Verónica podía ser un trasunto de Philip Marlowe en el cuerpo de una adolescente rubia, porque tenía unos principios muy claros que le llevaban a actuar contra las injusticias que veía alrededor, incluso aunque dijera que sólo aceptaba los casos por el dinero que le pagaran por ellos. Podía ser vengativa, dura y muy persistente cuando investigaba algo, pero también tenía en el fondo un lado que la llevaba a aceptar algunos casos por puro romanticismo, por echar una mano a gente que se veía en desventaja ante otros más poderosos que ellos. Y, claro, era irónica y divertida. Diálogos de clásicos de Hollywood de los 40 como ese "¿Te veré esta noche? - Nuna hago planes con tanta antelación" de 'Casablanca' podrían haberlos intercambiado Verónica y Logan, por ejemplo.
Para redondear la imagen del coche viejo, el pasado difícil que la empuja a ser detective privado y su intento por mantenerse al margen de las reglas sociales del instituto, nuestra protagonista tenía hasta su propia femme fatale, o mejor dicho, su propio "hombre fatal", la persona que sabía que no le convenía, y de la que intentaba apartarse, pero por la que siempre se veía atraída. Logan Echolls cumplía la función que Vivian Sternwood tenía, por ejemplo, en 'El sueño eterno', discutiendo constantemente con Marlowe, picándole y recurriendo siempre a él, sin reconocer hasta el final su atracción mutua. Curiosamente, cuando 'Veronica Mars' terminó de emitir su primera temporada, llegó a los cines 'Brick', la opera prima de Rian Johnson, que también transplantaba los códigod del noir de los 40 a un instituto.
El lado teen
Esa mezcla del género negro con el drama teen de instituto fue siempre lo más logrado de la serie, y lo que le ganó las comparaciones con 'Buffy, la cazavampiros', otro título juvenil que utilizaba el terror para hablar de otras cosas más serias. En 'Veronica Mars', las diferencias de clase en Neptune tenían mucha importancia, permitiéndoles hablar sobre injusticias sociales y los privilegios y "manga ancha" que daba poder comprar a cualquiera para eludir las responsabilidades por sus actos. Thomas reconocía que sus principales influencias teen habían sido 'Es mi vida' y 'Freaks & Geeks', en el sentido de tratar a los adolescentes con seriedad, mostrando problemas que fueran más allá de con quién iban a ir al baile de fin de curso, y que tocaron desde la adicción a los esteroides hasta niños intercambiados al nacer.
'Veronica Mars' era toda una coctelera de referencias y hasta de metacomentarios (como aquel genial "Rob Thomas es una puta" que Piz dice en el penúltimo capítulo de la serie, y que se refería a todos los cambios introducidos en la tercera entrega, a petición de The CW, para intentar atraer una audiencia mayor). No era extraño, por ejemplo, que los subtítulos en español de los fans de la tercera temporada llevaran unas notas explicatorias de cada referencia que casi ocupaban media pantalla. Pero el mejor homenaje que hicieron nunca llegó en la segunda entrega, cuando 'Veronica Mars' se acordó del título con el que competían directamente los martes por la noche e incluyó los números de 'Perdidos' en el papelito de una galleta de la suerte.
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