Quienes no pudieran esperar para ver cómo estrenaba 'The Walking Dead' la segunda parte de su sexta temporada, pudieron ver el episodio a las 4 de la mañana en FOX, una hora después de su emisión en Estados Unidos, y pudieron comprobar hasta dónde iban a elevar el factor gore Scott Gimple y compañía. Teniendo en cuenta la delicada situación en la que quedaron todos los personajes en otoño, estaba destinado a pasar.
Los sucesos de este 'No way out' cierran en parte el "periodo Alexandria" de 'The Walking Dead' y empiezan a preparar la llegada de Negan, el próximo gran villano de la serie, pero hasta ese momento, Rick tiene otras cosas de las que preocuparse. Como el parche que Carl va a tener que llevar a partir de ahora, y si va a comprometerse a reconstruir Alexandria.
El final de Alexandria
La primera mitad de la temporada giró en torno al "endurecimiento" de los habitantes de esa comunidad cerrada, al intento de mantenerla a flote consiguiendo que sus gentes se acostumbren a cómo es el duro mundo exterior. Que una horda de zombies te invada es una terapia de choque un poco excesiva, pero cumplió ese mismo papel. También cumplió el papel de crear unas cuantas muertes de impacto, al menos, relativo.
Jessie y sus dos hijos, Ron y Sam, nunca han sido unos personajes demasiado memorables como para que sus terribles muertes dejen huella. En teoría, para Rick son importantes porque se había permitido dejar que ella se acercara más, pero la actitud de adolescente insoportable de Ron, y el terror paralizante de Sam ante los "monstruos", no aportaban nada más que el refuerzo de que los habitantes de Alexandria estaban demasiado mimados y no eran más que carne de cañón.
La lucha por sacar a los zombies de la comunidad deja un baño de sangre, sí, pero de personajes a los que apenas conocíamos, aunque lleváramos viéndolos casi una temporada completa. Sí consigue que todos los supervivientes se unan a Rick en esa carnicería desesperada de caminantes, y parece haber logrado, también, que dejen atrás sus desconfianzas y formen por fin un equipo dispuesto a todo.
El principal aspecto de este regreso de 'The Walking Dead' es esa confesión de Rick de que estaba equivocado, de que, tal vez, sí merece la pena poner en pie los planes de futuro de Deanna. Hizo falta que a Carl le pegaran un tiro en un ojo y que casi todos murieran ante esa invasión zombie, pero Rick se permite pensar en algo más que no sea matar o morir. Hasta que llegue Negan, claro.
Negan en el horizonte
El encuentro de Sasha, Abraham y Daryl con los hombres de Negan en la carretera, y el anuncio de que Jeffrey Dean Morgan interpretará a ese personaje, colorea inevitablemente el visionado de este episodio. Su amenaza lleva cerniéndose sobre el grupo de Rick ya varios episodios, desde que Daryl se topa en el bosque con esa pareja que huye, y es difícil no pensar que se va a repetir la situación del Gobernador; cuando Rick cree que han encontrado un sitio en el que asentarse, aparece alguien que usurpa su sueño.
El riesgo de 'The Walking Dead' con los villanos es que luego no estén a la altura de sus presentaciones, y de las expectativas que los lectores de los cómics traen sobre ellos. Negan apunta a ser el rival más duro al que se han enfrentado nunca, pero el recuerdo de cómo evolucionó el arco del Gobernador hace que tengamos que ser cautos.
Además, la primera mitad de esta sexta temporada no manejó demasiado bien el amago de muerte de Glenn, y varios personajes se dedicaron a cometer una tontería detrás de otra, como esa pelea de Morgan y Carol por el Lobo preso. Tal vez esta catarsis zombie sirva para que la serie se reconduzca y mantenga la labor de construcción de personajes que desplegó en las temporadas cuarta y quinta.
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