Una conspiración puede resultar muy lucida para una serie. Proporciona un arco serializado que puede dar impulso a las temporadas y arrojar una sombra constante sobre los personajes incluso cuando no están trabajando en desactivarla, pero también puede ser un recurso demasiado facilón para darle una carga trascendental a la serie. 'Expediente X' representó, en sus nueve temporadas, las ventajas e inconvenientes que una conspiración puede tener, y también el modelo que ha seguido 'The Blacklist' en su segunda temporada.
La Cábala, esa misteriosa y todopoderosa organización en la sombra, que llega más arriba que HR en 'Person of interest' y que se extiende a tantos niveles como el Sindicato en 'Expediente X', es el gran enemigo de Raymond Reddington y, aunque siga siendo una conspiración demasiado difusa (y con unos malos demasiado malos, incluso aunque su jefe sea el siempre eficaz David Strathairn), lo que la serie sí ha hecho bien esta temporada es resolver buena parte del misterio sobre el que se construyó su piloto: ¿Quién es Elizabeth Keen?
El pasado de Elizabeth Keen
La primera temporada de 'The Blacklist' ya terminaba amagando con darnos respuestas sobre qué había pasado realmente aquella noche en que un incendio había acabado con la vida los padres de la agente Keen. Y aunque han tardado casi otros veinte episodios en hacerlo, finalmente se ha resuelto el misterio alrededor del pasado de Lizzie y de su verdadera identidad. Sospechábamos que era hija de un operativo al que Reddington debía asesinar, pero lo que no sabíamos es que había sido ella misma quién había matado a su padre.
El juego del gato y el ratón que Red y la ya ex agente Keen se han traído toda la temporada acerca del pasado de ella estaba empezando a ser muy repetitivo. Reddington no quiere contarle nada, ella hace averiguaciones por su cuenta que la ponen en peligro y él le echa en cara que, así, no puede protegerla. Parece que el "síndrome de Iris West" ha estado muy presente en las series estadounidenses esta temporada.
Sin embargo, esa recta final en la que la Cábala pone a Keen en su lista de objetivos, al mismo tiempo que ella averigua por fin que su nombre real es Masha Rostova, le ha dado un notable impulso a los últimos episodios. Hasta le ha encontrado un sentido a Tom, que era otro de los pasos que Lizzie debía dar para completar su paso al Lado Oscuro, para asumir que sus enemigos son demasiado poderosos y que tiene que cambiar la manera en la que se enfrenta a ellos.
Lo mejor de 'The Blacklist' siempre ha sido el dúo que forman Reddington y Elizabeth Keen, y que vayan a centrarse más en ellos es una buena noticia
Una tercera temporada con Red y Keen huyendo y perseguidos por la misma división del FBI para la que trabajaban puede ser mucho más entretenida porque, como venimos repitiendo desde el principio, dentro de 'The Blacklist' hay potencial para una serie tipo USA Network con James Spader y Megan Boone trabajando para resolver problemas diversos por todo el mundo. Ese dúo siempre ha sido lo más entretenido de la serie, así que es un bievenido cambio que el año que viene vayamos a verlo junto más a menudo.
Casos malsanos y huidas hacia adelante
Es curioso que sus dos principales protagonistas acaben la temporada huyendo, porque ese parece ser el tema que une bastantes de las historias de los protagonistas de 'The Blacklist', la huida hacia adelante constante para dejar atrás fantasmas del pasado. De hecho, el último episodio podría haber finalizado sin problemas con 'Always on the run', de Lenny Kravitz, en lugar de ese clásico de Elton John, 'Rocket man', elegido para las últimas escenas. Y si el concepto de huir ha sido importante, también lo ha sido el tono malsano que han adquirido bastantes de los casos investigados.
Parece haberse notado más la mano del guionista Daniel Knauf, creador de 'Carnivale' e incorporado al equipo de 'The Blacklist' esta temporada, porque había algunos malos que parecían sacados directamente de las peores pesadillas de Fox Mulder. Esa secta que expulsaba a los niños al bosque ha sido sólo un ejemplo de lo inquietantes que podían ser algunos episodios. Ya que los villanos siempre son muy grandilocuentes en sus propósitos y sus métodos, no está mal que algunos den mal rollo de verdad.
La segunda temporada de 'The Blacklist' se ha mantenido en un nivel muy similar al de la primera. El equipo del FBI ha seguido sin ser especialmente interesante, aunque si dieran más cancha a Aram, el Felicity Smoak de la serie, resultaría al menos entretenido. Pero el agente Reese Ressler sigue siendo bastante plano. Quizás tener como nuevo objetivo perseguir a Liz y Red le dé un poco más de interés, porque es en la huida de esos dos donde está el potencial para la tercera entrega. El rol de straight man de Keen frente a los histrionismos de Ultrón Reddington puede deparar buenas cosas para los fans de la serie.
En ¡Vaya Tele! | 'The Blacklist', Red, Liz y poco más
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