Me llamo Temple Grandin; no soy como las demás personas. Pienso con imágenes y las conecto…
Confieso que nunca he sido fan de las TV movies ni de las películas en general. Mantener mi atención más allá de los 40 minutos largos que dura un capítulo de una serie es algo casi imposible, pero después de ver cómo ‘Temple Grandin’ arrasó en la última edición de los Emmy, incluyendo el premio a Mejor TV movie y Mejor Actriz, era para mí casi una obligación echar un vistazo a esta producción de la HBO. Y el resultado, como viene siendo frecuente en los productos de este canal, es gratamente satisfactorio.
‘Temple Grandin’ cuenta la vida, obra y milagros de una mujer autista y de su lucha personal por hacerse un hueco en la sociedad. La mayor parte de la TV movie se centra en los años que pasó en la universidad, pero con frecuentes flashbacks que muestran los momentos clave en el desarrollo de su vida, los esfuerzos de su familia y los problemas de adaptación de la propia Temple, interpretada por una soberbia Claire Danes que se come la pantalla en todas sus intervenciones.
Lo que más me sorprendió de ‘Temple Grandin’ es su forma de afrontar la trama. Teniendo en cuenta la temática, cualquier se esperaría un dramón que hiciera llorar al más pintado, pero aquí se prescinden de los tópicos y clichés más típicos del autismo para dar paso a una narración rápida y nerviosa, mucho más cercana a la comedia que al drama propiamente dicho. Danes conecta rápidamente con la personalidad y los cambios anímicos de Temple, lo que junto a la brillante banda sonora que acompaña, consigue trasladar al espectador la ansiedad, el miedo y también la felicidad que el personaje experimenta.
No faltan tampoco las situaciones sorprendentes y casi dantescas, como la tranquilidad que Temple siente con su máquina de dar abrazos (muy utilizada actualmente en niños con autismo) o la aparente imposibilidad de atravesar puertas automáticas por identificarlas con una guillotina. También sirve esta TV movie para reflejar el rechazo y el desconocimiento que incluso los propios médicos tenían sobre esta enfermedad hace décadas, identificada por aquel entonces con la “paternidad fría”.
En la narración se acompaña de gráficos que representan la forma de pensar de Temple, con imágenes en su cabeza que le llevaron a diseñar un mecanismo mucho más efectivo en el manejo del ganado, reduciendo el estrés y la ansiedad de las vacas de la misma forma que su máquina de dar abrazos lo hacía con ella misma. Y mención especial también para Julia Ormond (Emmy a la Mejor actriz secundaria en TV Movie) en el papel de madre de Temple Grandin, una mujer sufridora que renegó de encerrar a su hija en un internado para brindarle una educación como la del resto de niños.
En definitiva, estamos ante una de esas pequeñas obras maestras que se ven cada vez menos en el cine y con más frecuencia en la televisión. No veréis nada de amores imposibles, familias rotas ni otros recursos fáciles para sacar la lágrima al espectador; ‘Temple Grandin’ es la historia de una niña autista que llegó a lo más alto con mucho trabajo y sin ningún tipo de concesiones, y eso es lo que podréis disfrutar en los 110 minutos de metraje. En España se estrenará en Canal + el próximo mes de diciembre.
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