‘Smash‘ es, probablemente, la apuesta más fuerte de la NBC dentro de su producción de ficción para esta temporada. Aunque no se haya estrenado hasta midseason, ha sido una de las series nuevas de las que más se ha estado hablando durante el otoño, y la campaña publicitaria de la cadena en las semanas previas a su estreno, con bombardeo de promociones incluido durante la Super Bowl, ya hablaba de las esperanzas puestas en la serie, un proyecto que el presidente de la cadena, Robert Greenblatt, se llevó allí de su última época en Showtime.
De momento, con ‘Smash’ emitiéndose detrás del único lead-in realmente exitoso que tiene la NBC, ‘The Voice‘, las audiencias no están siendo espectaculares y, probablemente, un poco más bajas de lo que le gustaría al canal, pero tampoco está funcionando mal (2,8 en las demos el pasado lunes, que sirvió para ayudar a NBC a liderar la noche). Y las críticas están siendo, en general, más bien benévolas, y aunque hay reticencias con algunos aspectos de la serie, como la trama familiar de Julia (Debra Messing), ‘Smash’ aún goza del beneplácito de gran parte de la crítica.
Buscando a Marilyn
Como seguro que ya sabemos todos, ‘Smash’ nos cuenta los entresijos del montaje de un musical de Broadway centrado en Marilyn Monroe. La productora, el director, los compositores de las canciones y las actrices que pugnan por conseguir el papel principal aportan los diferentes puntos de vista a la trama, aunque en estos dos primeros episodios ha tenido algo más de relevancia la competición por interpretar a Marilyn entre la chica nueva, Karen (Katherine McPhee), y la veterana con ganas de ascender, Ivy (Megan Hilty). Aunque esto se resuelve rápido, no parece que ‘Smash’ vaya a dejar de lado esta mini ‘Eva al desnudo‘ que pueden montar con los dos personajes, pero ahora ya pueden centrarse más en los ensayos y la preparación del musical en sí, algo que está dejando algunos de los mejores momentos del inicio de la serie.
Se nota la sombra de ‘Chicago‘ (que produjeron dos de los productores de la serie, Craig Zadan y Neil Meron) en la presentación de algunos de los números musicales, especialmente de los que transcurren como ensoñaciones de los personajes (de Karen, sobre todo), y está resultando interesante e imaginativo ver cómo se intercalan los ensayos de las canciones del musical con imágenes de esas canciones ya montadas sobre el escenario del teatro, como se hizo con ‘The national pastime‘, el número de béisbol que Ivy ensaya en el piloto. La intersección de ambos mundos lograda luego en ‘20th Century Fox‘ en el segundo episodio, con el vestuario del número apareciendo poco a poco en el local de ensayo, fomenta un poco más esa tendencia.
Drama ligero
La serie, creada por una dramaturga con experiencia en televisión como Theresa Rebeck, lleva de momento un tono más bien de ligereza e intenta no cargar demasiado las tintas sobre ningún personaje (aunque con Ivy y Karen se corre el riesgo de que acaben siendo demasiado evidentemente “la mala” y “la buena”). El vistazo que nos presenta al proceso creativo de Tom y Julia es de las cosas más interesantes de lo visto hasta ahora, también porque Debra Messing y Christian Borle realmente dan la sensación de ser un dúo profesional que lleva mucho tiempo trabajando juntos, y hay potencial para que ‘Smash’ sea un buen drama de las 10 de la noche, con su estructura de escenas cortas de soap opera. Es cierto que, de momento, hay aspectos muy previsibles, pero todavía es pronto.
El éxito de la serie no sólo va a medirse por su calidad o sus audiencias, sino también por la estrategia paralela, prestada de ‘Glee‘, de poner a la venta en iTunes las canciones de cada capítulo creo que el mismo lunes de su emisión por televisión, y de no esperar demasiado para sacar discos con la banda sonora. En cada episodio habrá un par de temas originales, compuestos para la serie por Marc Shaiman y Scott Wittman, y versiones como la de ‘Call me‘, de Blondie, que abre el segundo capítulo, incluidas con un ojo puesto precisamente en las ventas a través de iTunes.
Aún hay que ver algún que otro capítulo más para comprobar si Ivy y Derek, por ejemplo, ganan más matices, para ver por dónde llevan la evolución de Karen y qué otros números musicales se sacan de la manga (y si la subtrama de la adopción no termina convirtiéndose en un lastre) pero, de momento, se nota que la gente detrás de ‘Smash’ está curtida en Broadway, y la serie tiene potencial para convertirse en un drama de personajes en busca de sus sueños interesante. Y no, no sé si a los espectadores que no les vayan los musicales les gustará. Tendrán que echarle un vistazo para saberlo.
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