Tenía pinta de ser una de las grandes de la temporada y vaya si lo ha sido. En un año en el que se acumulan unas cuantas adaptaciones sosas de series británicas no tan sosas (o por lo menos a mí me han dejado bastante tibio) es toda una alegría encontrarse con la excepción que ha supuesto ‘Shameless‘, la versión americana de la serie homónima de Channel 4. Y es que creo que de no ser porque es una versión hubiera dicho que es una serie única en su especie, sobre todo dentro del drama (o dramedia, según como se mire) familiar.
‘Shameless‘ es una serie creada por Paul Abbot, uno de los guionistas más prestigiosos de Reino Unido que nos presenta al clan de los Gallagher, una familia numerosa cuya madre les abandonó y se han criado prácticamente solos ante la actitud de su padre Frank (William H. Macy), que es un borracho egoista y caradura. Ante esta situación es Fiona (Emmy Rossum), la hermana mayor, la que sacará adelante a la familia con la ayuda de los hermanos mayores Lip (Jeremy Allen White) e Ian (Cameron Monaghan) quienes son los máximos responsables de buscarse la vida para ayudar a la familia de maneras no siempre legales. La familia la completan Debbie (Emma Kenney), Carl (Ethan Kutkovsky) y Liam (Brennan y Blake Johnson).
La serie comienza cuando Fiona, saliendo de fiesta con su vecina y amiga Verónica (Shanola Hampton) conoce a Jimmy comenzando una relación entre ellos que será uno de los pilares importantes de la serie. De hecho aquí, a nivel de romance, vemos la típica historia niño rico / niña pobre que ya se ha visto muchas veces desde tiempos inmemoriales, de hecho su relación se hace un poco cansina de vez en cuando. La otra gran relación “mundos en colisión” es la de Frank y Sheila (Joan Cusack), una mujer casada y agorafóbica pero que cae completamente enamorada de un sinvergüenza de tal calibre. Estas dos relaciones junto con las tropelías de Lip para sacarse dinero, su relación con Karen (la hija guarrilla de Sheila), Ian y su homosexualidad y alguna que otra cosa más conforman un gran puzzle para una gran serie como es ‘Shameless’.
‘Shameless’ (UK) vs. ‘Shameless’ (US)
Me parecía mal hablar en profundidad de la ‘Shameless’ de Showtime sin, por lo menos, comentar por encima algo sobre la original. Aquí quiero hacer una aclaración: No he visto más que unos pocos episodios (apenas la primera temporada) de la serie británica por lo que no puedo hacer una valoración demasiado meticulosa sobre qué versión es mejor o sobre las diferencias y puntos en común de ambas series. Pero lo poco que he visto me sirve para determinar que las mayores diferencias están en el espíritu de la serie.
Se podría decir que la ‘Shameless’ británica es mucho más triste e incluso pesimista, pero creo que la palabra más adecuada para definir la diferencia con la americana es sobriedad. Sensación trasladada, en parte, por la realización de la serie de Channel 4. Mientras que las historias son casi calcadas (los episodios de la ‘Shameless’ americana son un refrito de las aventuras de los Gallagher de Stretford con ciertos cambios) en la original británica se respira un ambiente distinto al de su contraparte americana. Los Gallagher de Chicago son más políticamente correctos e incluso optimistas.
Y como muestra un hecho que ocurre en ambas series de forma distinta: la relación entre Karen y Frank. Mientras que en la original se enrollan por puro morbo y es una relación mutua (mientras dura, claro), en la versión americana se nos vende como el “castigo” de Karen hacia su padre (personaje que en la británica solo sale en los dos primeros episodios) por todo el daño que le ha hecho. Practicamente Frank se ve seducido y forzado por una niña caprichosa y guarrilla a la vez (creo que por lo general la Karen americana tiene una actitud menos guarrilla que la británica), despojando prácticamente al acto de toda polémica sin traspasar la frontera de lo moralmente pernicioso. Algo que sorprende en Showtime y demuestra que todavía hay temas que los americanos prefieren no tocar por muy transgresores que se muestren.
El adorable Frank Gallagher
Otra de las diferencias que he encontrado es el planteamiento del personaje de Frank Gallagher, interpretado en la versión americana por un inconmensurable William H. Macy. No me quiero detener mucho en comentar las diferencias ya que, como ya he dicho, no he visto más que la primera temporada de la británica. Pero tengo la sensación de que la mayor diferencia es que el americano me cae mucho mejor, llegando a ser ese “cabrón adorable” al que todos conocemos y queremos.
El Frank americano es más caradura que desagradable (que también lo es), con la picaresca como forma de vida. Y es que durante los doce episodios de la primera temporada de ‘Shameless’ vemos lo peor y lo mejor de Frank Gallagher, cómo es capaz de superarse a sí mismo (cayendo cada vez más bajo) con tal de llevarse unas perras para gastarlo en bebida, normalmente. Frank se come la serie él solito con sus aventuras y desventuras, el carisma y el buen hacer de Macy hace que cada episodio tenga ganas de más.
‘Shameless’, haciendo honor al título
Pero Frank no es el único gran personaje que tiene ‘Shameless’ ya que al ser un drama coral depende de personajes con miga. Y los Gallagher y aledaños tienen mucha miga, tanto que no podría decir cual es el personaje mejor escrito de la serie. Cada uno tiene su propia historia, su propio transfondo (aunque sean una familia y tengan mucho en común), cada Gallagher es un mundo. Kev y Veronica son otro mundo en sí, Steve, Sheila, Karen, Kash… complementan tanto la historia de esta familia que no me imagino cómo hubiera sido la serie sin alguno de ellos. En otras series hay secundarios bastante prescindibles, aquí no. O por lo menos no veo a ninguno del cual prescinda sin pensarlo.
Como serie ‘Shameless’ no tiene desperdicio, en absoluto. Ese modo de narrar las historias, con un enfoque fresco y un tono que impide que te aburras viéndola. Una auténtica maravilla de serie de la que pides a cada episodio más y más. Las aventuras de los Gallagher son realmente adictivas y el reparto está lleno de grandes actores que consiguen estar a la altura de sus personajes con el único pero de Justin Chatwin en el papel de Steve. Lo siento mucho pero me parece bastante linchable, no me termina de convencer (claro que tampoco me convence el británico).
Decía Marina en el artículo de sus primeras impresiones que los Gallagher apuntaban alto. Y vaya si lo han hecho. No solo han apuntado alto sino que han llegado al sitio donde apuntaban en el piloto convirtiéndose en una nueva imprescindible de la parrilla americana. Un drama con tintes cómicos gamberros y desinhibidos que logra meter de lleno al espectador en su dinámica convirtiéndonos en cómplices de sus desventuras. Creo poder afirmar que, quitando las diferencias con su serie madre a mí me parece que Showtime ha creado un producto de gran calidad digna heredera de la serie británica. Ahora habría que ver si en la segunda temporada siguen la biblia inglesa o si se separan definitivamente en lo argumental.
Pero de momento gritemos juntos ¡larga vida a los Gallagher!
PD. Antes he dicho que no sabría decir cual es el mejor personajes de la serie pero os puedo decir cuál es mi favorito: Debbie, sin dudarlo. Es una robaescenas completa con su salero y sus cosas y los que hayáis visto el cuarto episodio sabéis de lo que es capaz.
En ¡Vaya Tele! | ‘Shameless’, los Gallagher apuntan a ser interesantes
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