No hay pasión en 'Betrayal'

No hay pasión en 'Betrayal'
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Que en EE.UU. se emita una serie llamada ‘Betrayal’ detrás de ‘Revenge’ es toda una declaración de intenciones. Una de las estrategias de programación de ABC para este otoño era emitir un bloque sólido de culebrón en horario de máxima audiencia los domingos por la noche y su argumento encajaba. Mientras Amanda Clarke sigue buscando venganza contra aquellos que arruinaron su vida y la de su padre, Sara es una mujer casada que elige el amante equivocado. ¿La razón? Su objeto de deseo también es el rival de su marido en los tribunales y el único obstáculo para que él ascienda en su carrera.

Un planteamiento del que los más desconfiados podían sospechar: no sonaba a que pudiera tener un largo recorrido desde una perspectiva creativa. Pero este no debe ser un impedimento a la hora de acercarse a la ficción porque el canal encargó a David Zabel, su responsable, una única temporada. ‘Betrayal’ es lo que ahora se llama una serie-evento y que antes simplemente se denominaba miniserie. Como los espectadores cada vez le dan menos prioridad al visionado en directo, los canales buscan formas de atraer su atención y decirle que no tendrá que estar pendiente de la ficción durante ocho meses. Así se puede entender, por ejemplo, que ‘Sleepy Hollow’ tenga una primera temporada de trece episodios y que ’24’ vaya a revivir con una única temporada de menos episodios.

Jack y Sara

‘Betrayal’ es el remake de la ficción holandesa ‘Overpsel’ de Frank Ketelaar y Robert Kievit y tiene como centro a Jack McAllister y Sara Hanley, los amantes que traicionan a sus cónyuges dejándose llevar por los instintos carnales. Se conocen cuando ella, que es fotógrafa, participa en una exposición e intercambian unas palabras en una alta terraza de Manhattan. Rápidamente saltan chispas y las casualidades de la vida harán que días después se vayan a un hotel a consumar su tensión sexual.

Pero, cuando Sara llega a casa, descubre algo más de Jack: que es abogado y que representa a los Karsten, una familia algo mafiosa cuyos hilos se mueven por todo Chicago y a quien su marido persigue en un nuevo caso. Pero los Karsten no son únicamente clientes para Jack, también son su familia. Le acogieron cuando era pequeño y la hija mayor, Elaine, es su esposa y la madre de sus dos hijos. Así, lo que podía ser un polvo de una noche (o un amante que vive en una esfera social totalmente opuesta), se vuelve en un asunto mucho más complicado que acabará con ella recibiendo algún disparo.

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Una serie que se avergüenza de si misma

El problema, sin embargo, es que ‘Betrayal’ es un culebrón para mujeres casadas que fantasean con tener una aventura y parece que le dé vergüenza serlo. Como si debiese ser algo más para ser digno. Y, si bien el factor legal/criminal debe darle fuerza y capas al relato, en esencia debe ser la historia de una infidelidad. Primero tiene que sentar las bases del romance y después jugar con las demás variables para darle más profundidad y dramatismo, pero no lo hace.

Ya el episodio piloto fue una mala presentación y probablemente el golpe de gracia para ser incapaz de arrancar durante el resto de su recorrido. Sara y Jack se conocieron y David Zabel quiso decir que había mucha química porque se miraban con interés y estaban en una atmósfera íntima. Pero la pasión no se percibió en ningún momento, sobre todo porque se presentó casi como un mero trámite para pasar a la acción. Y eso tenía que ser la acción. Si el espectador tiene que invertir emocionalmente en dos amantes, debe vivir el fuego que les atrae.

'Betrayal

Su responsable prefirió darle cierto toque hasta solemne con la dirección de Patty Jenkins. Mostró la vida en pareja de Jack desde el minuto uno cuando hubiese sido más interesante como hombre misterioso al que se podía haber conocido de forma gradual. Intercaló el romance con imágenes del clan Karsten cuando todavía ni habían entrado en el terreno de juego, como si no les pudiéramos conocer en profundidad más adelante. Al fin y al cabo, cuando contratas a James Cromwell de villano, el espectador ya detecta que habrá que prestarle atención.

¿Por qué no mostrar el sexo y el desenfreno y luego ya se pasará al thriller si hace falta? ‘Homeland’ lo hizo al revés y ganó el Emmy al mejor drama. ¿Y por qué los dos primeros episodios tienen poco ritmo cuando se trata de una serie de corta duración donde su responsable puede quemar todos los cartuchos que quiera? Esta es la otra pregunta del millón que no tiene respuesta. Para que las miradas de Sara en el espejo funcionen (donde quiere transmitir sus dudas, si vale la pena arriesgarlo todo y recuerda sus instantes de fogosidad en la cama con otro), también hay que entender porqué lo arriesga todo. O, más que entenderlo, sentir la misma atracción que ella. Y no ocurre.

De hecho, en lugar de fantasear con los ojos abiertos, sentí la tentación de cerrarlos y ponerme a dormir directamente mientras veía los dos primeros episodios. Una mala carta de presentación para algo que debería ser adictivo y que tenía el potencial de ser una obra a tener en cuenta. Puede que los romances no tengan buena reputación, pero casi no hay ficciones televisivas centradas de forma tan visceral en el componente romántico-sexual. Qué oportunidad perdida, sobre todo cuando Zabel ni necesitaba que le renovasen el contrato para una segunda temporada.

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