He visto a hombres rezando a cada Dios que existe. Rogando vientos, lluvias y por sus hogares. ¡Nada de eso funciona!
Vamos con la segunda parte de este artículo que centra su reflexión en uno de los aspectos de 'Juego de Tronos' que, tal vez de manera un tanto desapercibida, más determina la vida de los personajes, que condiciona sus movimientos y acciones sin que tal vez sean demasiado conscientes de ello: los poderes religiosos. Siempre presentes en la historia del hombre, no podían faltar en un universo que abarca tantos aspectos de la condición humana.
En la primera parte, hablamos de dos de las religiones más importantes: las que hacen referencia a los Antiguos Dioses, que ejercen su poder mayoritariamente en el norte, y los Nuevos, encarnados en los Siete. La religión que se profesa en Desembarco del Rey y, por ello, la que se encuentra más cerca del trono y de los ámbitos de poder. Ahora vamos a hablar de otros fenómenos religiosos que también pueblan la serie y que tienen mucho que decir respecto al desarrollo de las tramas.
R'hllor y la sacerdotisa roja
Una de las incorporaciones más fuertes de esta segunda temporada ha sido la aparición de Stannis Baratheon como candidato al Trono de Hierro. El nombre del hermano mayor de Robert proyectó su influencia durante la primera temporada de la serie, pero ha sido ahora cuando ha cobrado verdadera importancia. Y todo gracias a Melisandre y al dios del fuego.
Melisandre es una sacerdotisa roja, venida de las lejanas tierras de Asshai, que venera al que ella considera único y auténtico dios: R'hllor, el dios del fuego y de la luz. Bajo su influencia, Stannis se convence de que es el auténtico heredero al trono y que debe pelear por conquistarlo. Melisandre nos ha ofrecido alguno de los momentos más espectaculares de esta temporada como aquel del que se deriva la muerte de Renly.
Toda la trama que rodea a Stannis está ampliamente imbuida por el espíritu religioso. La quema de los Siete Dioses es una declaración de principios: Stannis está dispuesto incluso a morir para conquistar lo que considera suyo. Tiene el ejército más pequeño, pero Melisandre le recuerda que cuenta con un apoyo definitivo: el Dios de la Luz. El momento en que el propio Stannis observa las llamas y ve en él las imágenes que Melisandre tanto le ha anunciado resulta estremecedor.
En cuanto a este tema, no está de más recordar al personaje de Davos, un hombre fiel a su señor pero que no cree en dioses ni en intervenciones místicas. Davos mantiene estas reflexiones con su hijo, un auténtico creyente, fiel a R'hllor y a los poderes de la sacerdotisa roja. Son como las dos caras de la moneda: el hombre trabajador que sólo cree en lo que ven sus ojos y el joven que ansía que realmente exista algo más grande que todos nosotros, en el que se pueda confiar en cuerpo y alma, porque la noche es oscura y llena de terrores.
El Dios Ahogado
Las Islas del Hierro suponen un lugar apartado de los Siete Reinos, pertenecen a ellos pero odian estar bajo el dictado de su rey y se consideran como un mundo independiente, que vive y muere al margen de él. Esto también está presente en su religión, no compartida con el resto de Poniente y que venera a la figura del Dios Ahogado.
El personaje de Theon, tan determinante en toda la acción de la temporada, vivió una transición respecto a sus convicciones que tuvo un punto álgido en el tercer capítulo, en el que retorna definitivamente a los brazos del hierro. Después de quemar la carta que escribió a Robb en el que le advertía de las intenciones de su padre, Theon se consagra al dios de la tierra que le vio nacer, creyendo así que demuestra a su familia que es un auténtico Greyjoy y que su estancia con los Starks no le ha influido. Es bendecido con sal, piedra y acero, entregándose a un destino que no podía imaginar.
Valar Morghulis
Otro de los personajes con un recorrido muy interesante en esta temporada ha sido Arya, que encontró con la inesperada e inestimable ayuda de un "bandido" llamado Jaqen H'ghar. Espectacular fue el momento en el que el hombre da por concluida su misión y, con un leve gesto, muda su rostro en el de otra persona. Pero también lo es toda la conversación que mantiene antes con Arya.
Arya salvó a Jaqen y a sus dos compañeros, y, como él mismo le explica, ya que a su dios le habían sido negadas tres vidas, ahora él debía ofrecerles tres más. Jaqen le habla de un viejo conocido para los espectadores, el dios rojo. Un nuevo cabo que atar al universo de la serie. Arya tiene muchos nombres y todos pueden ser ofrecidos al dios, le dice. La niña está tentada de marcharse con él, aprender y cumplir su venganza, pero el deseo de encontrar a su familia es aún más fuerte, así que rechaza el ofrecimiento de Jaqen. Aún habrá un regalo para la joven lobo, una moneda que Jaqen le hace entrega, no pensada para comprar caballos, sino para encontrar al hombre sin rostro cuando le vuelva a necesitar.
La religión Dothraki
Un último apunte para recordar a los Dothrakis y su culto religioso. Ellos adoran a los caballos y sueñan que, tras su muerte, cabalgarán junto a ellos por el mar dothraki, la eterna pradera. Los ritos dothraki son duros y ponen a prueba la fortaleza de los miembros del Khalasar, (todos recordamos a Daenerys comiendo el corazón del caballo). Son un pueblo nómada pero siempre vuelven a Vaes Dothrak, la ciudad de los caballos, un lugar sagrado regido por ancianas y donde no se pueden usar armas. No practican la magia de sangre, que consideran maligna, esto también tiene sus repercusiones en la historia.
Todavía quedan muchas conexiones, muchos matices e ideas apuntadas sin desarrollar. Cositas que se nos han presentado pero sobre las que tal vez aún no hemos caído en la cuenta. Estoy segura de que a lo largo de la expansión de la saga, podremos hacer muchas más reflexiones referidas a la religión de 'Juego de Tronos', un aspecto fundamental en la historia del hombre y también en la de los personajes que protagonizan la "Canción de Hielo y Fuego".
En ¡Vaya Tele! | La vertiente religiosa de 'Juego de Tronos' (I)
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