La farsa de Amy salva 'Faking it'

La farsa de Amy salva 'Faking it'
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La premisa de ‘Faking it’ llamó la atención. Debía ser una comedia de instituto pero tenía a su favor un planteamiento original, el de invertir los roles del instituto: los supuestos marginados eran los populares en ese oasis social de Austin y aquellos que disfrutarían señalando con el dedo a los demás pasaban a ser ninguneados. Le daba una vuelta de tuerca a un género muy trillado y este toque irónico la hacía una perfecta compañera de programación de la veterana ‘Awkward’, que también había sorprendido en su momento.

Pero no todas las series pueden encontrar su centro en el primer episodio y ‘Faking it’ no fue precisamente de las encandilan en la primera cita. Tenía el concepto pero le faltaba transmitir naturalidad y se centró demasiado en vender el punto de partida, donde Amy y Karma aprovechaban un malentendido para fingir ser lesbianas. Es su única forma de ser remotamente populares ya que dos chicas monas y heterosexuales no venden en un instituto donde la excepción es la norma. Ofrecían muchas explicaciones al respecto pero aprovechaban poco el peculiar universo.

Por suerte para el espectador y para los admiradores de este subgénero, pronto lo encontró. Era Amy. Desde el momento en el que besó a su amiga Karma por cuestión de imagen, se dio cuenta que algo había despertado en su interior. No tenía que fingir ser lesbiana porque en realidad lo era. Y este despertar sexual contribuyó a darle alma a ‘Faking it’. Era una comedia pero las dudas de Amy tenían una raíz muy humana y Rita Volk transmitía muy bien esta vulnerabilidad. El típico caso de actriz que parece muy limitada pero que es un acierto de cásting.

Esto permitió que viéramos ‘Faking it’ más allá de la farsa inicial. El estatus de la falsa pareja del año se auguraba una trama poco interesante o por lo menos no lo suficiente para aguantar el peso de la serie (ni tan siquiera de la temporada), pero una vez re-enfocaron la serie hacia el dilema de Amy funcionó mucho mejor. No hay tantas series que traten este tema con madurez y encima enmarcándolo en un primer plano, así que la serie tenía otro elemento diferenciador. Supongo que algunos defenderán el camino de la mentirosa de ‘Pretty Little Liars’, pero ese maniquí y sus tramas artificiales tienen cero carisma.

El resto de las piezas

Este ancla fue una excusa para empezar a disfrutar de ‘Faking it’, pero hubo otros pasos en la dirección correcta. Por un lado, Michael Willett es un secundario perfecto (ya lo era en ‘United States of Tara’) e inventarle una trama de amistad con Lauren ayuda a darle cohesión a la serie. Lauren funciona mucho mejor como enemiga cercana que de fondo juzgando a todos los demás y el momento tarta del último episodio bien lo demuestra. Es la misma estrategia de Sadie en Awkward, que es maravillosa conviviendo en el mismo mundo de Jenna.

Pero Karma no tuvo la suerte de Amy. La escribieron como un personaje muy egocéntrico, siempre pensando en su futuro con Liam e ignorando las necesidades de su mejor amiga, y la serie se resintió. Había atisbos de humanidad pero ni así podía excusársela como espectador por ciega, hasta este último episodio cuando se dio cuenta del pozo en el que se había metido con tanta farsa. Katie Stevens hace lo que debe con el papel y su cara fue un poema cuando escuchó el discurso de Amy durante la boda.

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Karma is a bitch, Karma.

Este retrato es el principal error de la temporada junto a Liam. Gregg Sulkin será muy guapo pero no nació para la interpretación o, por lo menos, necesita algo más de experiencia para tener un papel de este calibre. Si fuera únicamente sexo tendría sentido (como era Matty en la primera temporada de ‘Awkward’), pero le han querido dibujar como un personaje tridimensional y todavía no funciona. Pero las inercias desarrolladas a lo largo de la temporada, las relaciones de amistad entre todos ellos y los frentes que se abren con las últimas decisiones tienen potencial.

El momento Amy/Liam tiene todo el sentido del mundo y será interesante ver las relaciones sin farsa de por medio. Amy podrá odiar a su madre de verdad por no aceptarla, la amistad de Amy y Karma está prácticamente muerta y tengo curiosidad por ver cómo se configuran las relaciones con la verdad de por medio. Al fin y al cabo, puede que no haya funcionado del todo como comedia, que le diesen demasiada importancia a la farsa de las dos chicas, pero todas las amistades han resultado creíbles. Por esto su segunda temporada es una buena noticia.

Esperemos que esta segunda oportunidad no sólo sirva para consolidar las buenas intenciones de ‘Faking it’. También tiene otra cuenta pendiente bastante importante: aprovechar la idea del instituto al revés, que salió en el piloto y luego perdió fuelle. ¿Por qué no nos muestran ese absurdo, esa crítica a la estratificación de la sociedad estudiantil?

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